Las fuerzas de Estados Unidos intensificaron sus operaciones navales en el Caribe al perseguir e incautar un tercer petrolero vinculado a la denominada “flota oscura” venezolana, una red de buques utilizados para evadir sanciones internacionales y exportar crudo de manera ilegal. La operación se desarrolló en aguas internacionales frente a la costa de Venezuela, según confirmaron fuentes oficiales.
De acuerdo con AP News, un funcionario estadounidense indicó que la Guardia Costera de Estados Unidos persiguió a un buque sancionado que operaba bajo bandera falsa y que estaba sujeto a una orden judicial de incautación. El petrolero formaría parte de un esquema destinado a eludir las sanciones impuestas a Caracas y a sostener el comercio energético con aliados estratégicos.
El sábado, la Guardia Costera ya había incautado un petrolero con bandera panameña identificado como Centuries, que funcionarios de la administración Trump describieron como un “buque con bandera falsa que opera como parte de la flota fantasma venezolana para traficar petróleo robado”. La operación se suma a la incautación, a principios de diciembre, del superpetrolero Skipper, también sancionado por Estados Unidos.
Según la firma de investigación TankerTrackers, el Skipper se encuentra actualmente a aproximadamente un día de navegación del Área de Aligeramiento Marítimo de Galveston (GOLA), en el Golfo de México, donde grandes buques transfieren su carga a petroleros más pequeños para su posterior refinación en puertos estadounidenses como Houston. El buque transportaría unos 1,85 millones de barriles de crudo.
Desde la Casa Blanca, la secretaria de prensa Karoline Leavitt había señalado que Estados Unidos tenía la intención de incautar el petróleo transportado por el Skipper, en el marco de una estrategia más amplia para interrumpir los flujos de crudo venezolano.
La ofensiva marítima forma parte de lo que analistas describen como una renovada “diplomacia de las cañoneras” impulsada por el presidente Donald Trump, orientada a debilitar al gobierno de Nicolás Maduro y a reducir el suministro energético de Cuba. El Wall Street Journal advirtió que la interrupción de los envíos de petróleo desde Venezuela ya está incrementando la presión sobre la economía cubana.
“Sería el colapso de la economía cubana, de eso no hay duda”, afirmó Jorge Piñón, investigador de la Universidad de Texas en Austin especializado en los vínculos energéticos entre Caracas y La Habana.
Llama la atención que, pese a los impactos sobre los flujos de crudo venezolano hacia Cuba y China, Pekín no haya formulado críticas públicas a la estrategia estadounidense en el Caribe. Algunos analistas interpretan este silencio como una posible señal de entendimientos tácitos entre Washington y Beijing en el actual reordenamiento geopolítico del hemisferio occidental.
Con estas operaciones, Estados Unidos deja en claro que la presión naval sobre la flota petrolera venezolana continuará, en un contexto de creciente confrontación económica y estratégica en la región.