Modo ahorro negativo: el 91% de los hogares está endeudado

El uso del crédito ya no es para inversión, sino para la canasta básica. Informes del INDEC revelan que el uso de ahorros para gastos cotidianos se duplicó en dos décadas, lo que consolida una vulnerabilidad social sin precedentes.

El imparable incremento de los niveles de endeudamiento familiar es una realidad inobjetable que desde diferentes enfoques estadísticos vienen revelando. La alarmante tendencia devela cómo los hogares argentinos están utilizando cada vez más el crédito y el financiamiento no para inversiones (como vivienda o bienes durables), sino para la supervivencia diaria y la canasta básica. El fenómeno se consolida como un nuevo indicador de vulnerabilidad social, donde el ingreso corriente ya no es suficiente para cubrir los gastos esenciales.

El fenómeno se sostiene en la doble pinza: el amesetamiento de los salarios en el sector privado y la pérdida del poder adquisitivo en el sector público, frente a los aumentos permanentes en costos fijos esenciales como transporte, servicios de gas y luz, y medicina prepaga.

El dato más alarmante lo reveló un estudio del Instituto de Estadísticas y Tendencias Sociales y Económicas (IETSE), del Centro de Almaceneros de la provincia de Córdoba. En mayo de 2025 advirtió que cerca del 91% de los hogares en Argentina mantiene algún tipo de deuda, una situación crítica a nivel nacional. Si bien se registra una leve disminución respecto al 93% registrado en 2024, la cifra sigue mostrando una extrema dependencia del crédito para sostener el consumo.

Además, el 65% de los hogares declara tener entre dos y tres deudas, y un 12% supera las tres, evidenciando una fragmentación y recurrencia del crédito como estrategia de subsistencia.

También el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) advierte sobre un fenómeno similar que va de la mano del endeudamiento. El uso de los ahorros para cubrir gastos cotidianos se duplicó en los últimos veinte años en la Argentina. El informe “Estrategias de manutención. ¿Cómo organizan su economía los hogares argentinos?”, publicado a partir de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), analiza cómo se sostienen económicamente las familias más allá de los ingresos laborales y revela cambios profundos en las formas de administrar el presupuesto doméstico.

El documento compara la evolución de las estrategias de manutención entre el segundo semestre de 2003 y el primer semestre de 2025, cuando la EPH amplió su cobertura a 31 aglomerados urbanos. En ese período, también se observó un aumento de 3,7 puntos porcentuales en los hogares que obtienen ingresos laborales, del 78,3% al 82%.

A la vez, las jubilaciones y pensiones pasaron de ser percibidas por el 29,4% de los hogares al 35,7%, y los planes sociales, subsidios y ayudas en dinero subieron del 4,5% al 14,6%.

De acuerdo con los datos oficiales, en 2003 el 19,9% de los hogares recurrió al uso de ahorros para cubrir sus gastos, mientras que en 2025 ese valor alcanzó el 37,4%. El reporte señala que “el contexto económico y social puede incidir en las estrategias de manutención que utilizan los hogares para organizar su funcionamiento”. El organismo destaca el incremento del uso de los ahorros y del financiamiento de gastos familiares, tanto por vías formales -como tarjetas de crédito y préstamos bancarios- como informales, a través del fiado o de préstamos entre particulares.

Otro de los cambios estructurales tiene que ver con el acceso al crédito. En 2003, solo el 3,4% de los hogares había pedido préstamos a bancos o financieras, mientras que en 2025 esa proporción ascendió al 14,2%. Según el INDEC, esta expansión muestra la creciente participación del endeudamiento en la economía familiar. Además, el 15,7% de los hogares solicitaba préstamos a familiares o amigos en 2003 y el 16,1% lo hizo en 2025, con escasas variaciones.

Todos los informes coinciden en señalar a la cuarentena durante la pandemia de COVID-19 como un punto de inflexión. Si bien Argentina ya arrastraba una situación crítica de endeudamiento externo y alta inflación en 2020, el freno casi total de la economía expuso con fragilidad la sostenibilidad de la vida cotidiana.

La fotografía económica actual que muestran los datos del INDEC indica que el fenómeno de no ahorrar y endeudarse se incrementó desde aquellos meses y no parece desacelerarse. La gran mayoría de los hogares ya agotó sus reservas y, al acceder a créditos caros, se encuentra ajustando su consumo al límite.

La necesidad de un alivio financiero y de algún grado de previsibilidad se vuelve urgente para las familias argentinas, cuya estrategia de supervivencia se basa hoy en la peligrosa dinámica del «ahorro negativo».