El Inter de Milán recibió en el mítico Giuseppe Meazza al Kairat Almaty, el modesto equipo de Kazajistán que llegó a la cuarta fecha de la Fase Liga de la Champions League sin conocer la victoria.
El Nerazzurro, con puntaje ideal, intentó imponer condiciones desde los primeros movimientos. Las intervenciones de Lautaro Martínez y Federico Dimarco fueron los argumentos más sólidos para sacar una prematura ventaja, aunque los esfuerzos de Temirlan Anarbekov y Egor Sorokin evitaron el tanto italiano.
Otro recurso que pudo marcar la primera diferencia se amparó en una presunta infracción de Ofri Arad sobre Denzel Dumfries que Luís Miguel Branco Godinho sancionó con la pena máxima. Sin embargo, la intervención del VAR le permitió al árbitro revisar la acción a través del monitor para que revisara el fallo, dado que el neerlandés había sido el que propuso el contacto. Es decir: el infractor había sido el atacante.
La respuesta de la visita llegó mediante la pelota parada. La precisa pegada de Valeriy Gromyko encontró a Edmilson por el segundo palo y el brasileño se entusiasmó con dar el golpe, aunque la soberbia respuesta de Yann Sommer mantuvo la paridad en la Ciudad de la Moda.
Otra amenaza de Dastan Satpaev con un disparo de media distancia que besó el travesaño del arquero suizo hizo reaccionar al dueño de casa, que logró quebrar el cero justo antes de que los protagonistas se fueran al descanso. Fue a través de la potencia de Lautaro Martínez, quien capitalizó una serie de rebotes y festejó el ansiado 1 a 0. Fue un grito especial para el ex Racing, dado que alcanzó en la tabla histórica a Hernán Crespo con sus 25 tantos y se subió al podio de los argentinos que más conquistas cosecharon en la competición más codiciada de Europa (Lionel Messi con 149 y Sergio Agüero con 41 son los máximos artilleros en el certamen continental).
En el entretiempo Cristian Chivu decidió reemplazar al Toro por Ange-Yoan Bonny y el Inter debilitó su ofensiva a causa del exceso de confianza. Y 10 minutos más tarde, Ofri Arad capitalizó un envío aéreo de Aleksandr Shirobokov y selló el 1 a 1 para la sorpresa de todos los presentes. El gol del israelí cayó como un baldazo de agua helada en el norte de Italia.
El alivio llegó cuando Pio Esposito descargó para la llegada de Carlos Augusto, quien sorprendió con un violento remate rasante de zurda que dejó sin posibilidades a Temirlan Anarbekov. Con el 2 a 1, el regreso a la cima junto al Arsenal y el Bayern Múnich era una realidad. En el Nerazzurro ya pueden ir pensando en el boleto sin escalas a los octavos de final.