Los datos del Censo de Población y Vivienda 2024, encienden alarmas. Poniendo en evidencia la alta y creciente prevalencia de la automedicación y el uso de remedios caseros, reflejando que una parte de la población no está resolviendo sus problemas de salud a través del canal formal, ya sea por hábito, por desconfianza, por dificultades de acceso o por costos.
La información de los últimos censos correspondientes a 2012 y 2024, también ofrecen una radiografía detallada y evolutiva de las condiciones de salud en el departamento de Tarija. La información, publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), revela una realidad compleja.
Expansión de la cobertura de salud pública
Uno de los datos más alentadores es el significativo aumento en la cobertura de salud. Para 2024, el 79.9% de la población tarijeña contaba con algún tipo de afiliación o registro en el sistema de salud, lo que representa un importante paso hacia la universalización. Esta cobertura, sin embargo, presenta una marcada brecha geográfica, mientras que en el área urbana alcanza al 77.1%, en las zonas rurales se eleva hasta el 86.2%. Esta diferencia se explica principalmente por la masiva afiliación al Sistema Único de Salud (SUS) en el campo, que cubre al 78.5% de la población rural, frente al 59.7% en las ciudades.
El SUS se consolida como el principal proveedor de salud en el departamento, atendiendo al 65.4% de la población afiliada. Le siguen las distintas cajas de salud (13.4%) y, a una gran distancia, los seguros privados (1.1%). Aproximadamente 105,746 personas (20.1%) declararon no contar con ninguna cobertura de salud.
¿A dónde acude la población cuando enferma?
La creciente cobertura se refleja en el lugar al que acuden los tarijeños cuando tienen problemas de salud. La proporción de población que recurre a establecimientos públicos (puestos, centros u hospitales) aumentó del 71.9% en 2012 al 77.6% en 2024. Este crecimiento fue más pronunciado en el área rural, donde pasó del 83% al 88.5%.
No obstante, paralelamente a este fortalecimiento de lo público, se observan tendencias preocupantes. La automedicación o la compra de medicamentos en farmacias sin receta médica es una práctica extremadamente común, que afecta a la mitad de la población tarijeña (50% en 2024, frente al 48.2% en 2012). Esta práctica es ligeramente más frecuente en zonas urbanas (52.1%) que en las rurales (45.2%).
Más llamativo aún es el aumento significativo en el uso de remedios caseros. Esta práctica pasó de ser utilizada por el 45.9% de la población en 2012 al 65% en 2024, convirtiéndose en la opción más frecuente. Su uso es mayor en el área rural (72.5%) que en la urbana (61.7%), lo que sugiere una fuerte raigambre cultural y, posiblemente, dificultades de acceso a la atención profesional inmediata en estas zonas.
La medicina tradicional ancestral mantiene un papel relevante, especialmente en comunidades rurales. Aunque su uso a nivel departamental se mantuvo estable (alrededor del 27-28%), la brecha entre lo urbano y lo rural es abismal: mientras que en la ciudad solo el 23.4% de la población recurre a ella, en el campo lo hace el 37.1%.
Un dato nuevo en el censo 2024 es la categoría «Atención médica en domicilio», que fue utilizada por el 7.4% de la población, con una incidencia tres veces mayor en el área rural (13.4%) que en la urbana (4.7%), destacando su importancia para la atención en zonas de difícil acceso.
Salud materna con avance notable
Uno de los capítulos más positivos del reporte es el dedicado a la salud materna. Los datos muestran una mejora en la atención del parto por parte de personal calificado (médicos, enfermeros o auxiliares de enfermería).
En 2001, solo el 75.8% de los partos eran atendidos por personal calificado. Para 2024, esta cifra se elevó al 96.7%, acercándose a la cobertura universal. La mejora ha sido dramática en las zonas rurales, donde el porcentaje pasó de un preocupante 50.5% en 2001 a un altísimo 93.1% en 2024. Este avance ha sido consistente en todos los grupos de edad, reduciéndose las brechas históricas que afectaban más a las mujeres mayores.
El parto atendido exclusivamente por un médico pasó del 64.1% en 2001 al 89.3% en 2024. Prácticas como el parto atendido por la propia mujer («usted misma») o por familiares han disminuido, aunque no han desaparecido, especialmente en el ámbito rural.
Fecundidad en descenso
Los datos también confirman una transición demográfica en marcha. La paridez media (promedio de hijos por mujer al final de su vida reproductiva) ha experimentado un descenso continuo. En 2001, las mujeres de 45 a 49 años tenían en promedio 5.37 hijos. Para 2012, esta cifra bajó a 4.16 hijos, y en 2024 se sitúa en 2.97 hijos. Esta reducción es visible en todos los grupos de edad y en ambas áreas, aunque la fecundidad sigue siendo más alta en el campo que en la ciudad.
Además, la edad media al primer nacimiento se ha elevado ligeramente. A nivel departamental, las mujeres tienen su primer hijo o hija a los 21.7 años en promedio. Nuevamente, hay una diferencia entre lo urbano (22.2 años) y lo rural (20.6 años), lo que sugiere que en las ciudades se posterga más la maternidad, posiblemente asociado a mayores años de estudio y participación laboral femenina.
La información del Censo, refleja que Tarija ha dado pasos importantes para fortalecer su sistema de salud, pero el camino por recorrer aún implica mejorar la calidad, la oportunidad y la confianza en la atención profesional, para que la población encuentre en los establecimientos de salud la respuesta efectiva y preferente a sus necesidades, complementando y no suplantando de manera riesgosa con prácticas no profesionales.