El Cartel de los Soles es una de las principales organizaciones criminales de América Latina y su influencia se ha expandido más allá de las fronteras de Venezuela. Conformado por altos mandos militares y civiles cercanos al régimen de Nicolás Maduro, este entramado delictivo controla rutas terrestres, aéreas y marítimas que facilitan el tránsito de cocaína hacia múltiples destinos en el Caribe, Centroamérica, Estados Unidos, Europa y África. Su consolidación lo ha convertido en un actor central en la economía ilícita global y en un factor de inestabilidad para la región.
Su existencia y operaciones han sido reconocidas por países como Estados Unidos, Argentina, República Dominicana, Ecuador y Perú, que lo han designado como organización terrorista. Otras naciones como Trinidad y Tobago y Guyana no han adoptado formalmente esta designación, pero ambos Estados han manifestado su respaldo a las operaciones internacionales dirigidas a desmantelar esta organización narcocriminal.
El origen del cártel está vinculado al fortalecimiento de redes de narcotráfico que encontraron en las instituciones venezolanas un espacio de impunidad y protección. En 2020, fiscales del Distrito Sur de Nueva York acusaron a Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y otros altos funcionarios por conspirar para “inundar de cocaína a Estados Unidos”. Esta acusación forma parte de un expediente que detalla cómo Venezuela se transformó en un puente fundamental para la droga.
Según cifras de la ONG Transparencia Venezuela, cerca del 24% de la producción mundial de cocaína pasa por territorio venezolano. Pero no se trata únicamente de una ruta de tránsito: informes de esta misma organización calculan que en los últimos tiempos el narcotráfico generó alrededor de 8.400 millones de dólares para las estructuras de la dictadura venezolana. Estos recursos han permitido a Maduro sostenerse en el poder pese a las sanciones internacionales, al tiempo que refuerzan un sistema de control político y social en las zonas más empobrecidas del país.
En entrevista con Infobae, el subdirector de la Oficina Internacional en Washington DC del Comando con Venezuela, David Smolansky, señaló que los ingresos de Maduro por el narcotráfico han llegado a superar los de la industria petrolera del país.
“Es tan cierto el Cártel de los Soles que, siendo Venezuela el país con las mayores reservas de petróleo a nivel mundial, hoy la droga equipara o supera los ingresos económicos del petróleo”, afirmó.
El dirigente opositor consideró que la acusación estadounidense constituye una de las evidencias de la implicación del régimen chavista en la estructura del narcotráfico negional.
“La designación del Cártel de los Soles como organización terrorista convierte al régimen de Maduro y Diosdado como el único en el mundo, con los talibanes, que en pleno ejercicio del poder tienen una designación como organización terrorista”, enfatizó Smolansky. Añadió que “Maduro incluso tiene una recompensa que duplica a la de Osama bin Laden y Diosdado equipara a la de Bin Laden”.
En cuanto a la operatividad del Cártel de los Soles dentro de Venezuela, Smolansky describió una estructura integrada con otros grupos criminales y terroristas de la región.
“Evidentemente, hay una sincronización entre el Cártel de los Soles y estos grupos terroristas de Colombia, más específicamente el ELN y las disidencia de las FARC. De hecho, el ELN ha encontrado en Venezuela un santuario de protección y se estima que al menos hay miembros del ELN en quince estados de Venezuela”, precisó.
El dirigente opositor detalló las rutas terrestres, marítimas y aéreas utilizadas para el tráfico de drogas y señaló la complicidad de altos mandos militares, a cambio de beneficios económicos.
“El alto mando militar y muchos de estos generales que hoy tiene Venezuela, pues dan la instrucción o permiten el paso impune de la droga para enriquecerse. Venezuela tiene al menos dos mil generales, que son más que toda la OTAN”, apuntó Smolansky.
Estados como Sucre, Delta Amacuro y Falcón se han convertido en salidas estratégicas de la droga hacia el Caribe y las Antillas Neerlandesas. En paralelo, vuelos clandestinos desde Apure, Bolívar, Amazonas y Barinas facilitan la exportación aérea. Smolansk precisó que un solo envío puede incluir hasta tres toneladas de cocaína, con un valor mínimo de 70 millones de dólares y hasta 120 millones dependiendo de la pureza.
 
								 
															