Desde el empaque de carne hasta la construcción de viviendas, pasando por los profesionales de STEM y las enfermeras, la economía posterior a la pandemia se tambalea por una fuerza laboral diezmada por políticas de inmigración restrictivas, que empeoraron bajo la administración de Donald Trump.
“Desde mediados de 2019 hasta finales de 2021, prácticamente no ha habido inmigración neta en los EE. UU.”, dijo Giovanni Peri, Ph.D. profesor de economía y fundador y director del Centro de Migración Global de UC Davis, citando datos del censo de la Oficina de EE. UU.
“Aunque a finales de 2021 y principios de 2022 estas cifras volvieron a crecer, el hecho de que se detuviera la entrada de inmigrantes, hizo que el país perdiera más de 1,7 millones (de inmigrantes)”, agregó Peri y señaló que 900.000 de ellos habrían sido universitarios trabajadores del sector STEM -médicos, informáticos, ingenieros biomédicos, bioexpertos-, y 800.000 habrían sido no universitarios concentrados en sectores como alimentación, hostelería, y el cuidado de niños y tercera edad. “Estamos hablando del 1,1% de la fuerza laboral estadounidense”, agregó Peri.
Peri habló durante una rueda de prensa el 26 de agosto organizada por Ethnic Media Services que hizo sonar la alarma sobre cómo la falta de inmigrantes está perjudicando la economía. Mientras tanto, la discusión pública se centra en un estimado de 2 millones de cruces fronterizos estimados para el año fiscal.
La reducción de la inmigración coincide con más y más ciudadanos estadounidenses que optan por trabajar desde casa en trabajos en línea, y personas de 50 y 60 años que optan por la jubilación anticipada. Cuando las empresas luchan por contratar personal, los salarios suben y el aumento del costo de la mano de obra se traduce en inflación, explicó Peri.
Según la Oficina de Estadísticas Laborales, en julio de 2022 había 10 millones de puestos de trabajo vacantes en EE.UU. Antes del COVID, en un periodo similar, esa cifra era de 6 millones.
Los expertos están de acuerdo en que debe haber un esfuerzo del gobierno para hacer que el programa de visas H1B (patrocinado por los empleadores) sea más fuerte e inclusivo para todos los sectores, al mismo tiempo que se aborda la monstruosa acumulación de solicitud de tarjetas verdes y de asilo.
“En los últimos seis o siete años hemos visto tremendos retrasos en los procesos de inmigración en todo el país, tanto en los tribunales como a través de los Servicios de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos (USCIS)”, dijo Gregory Z. Chen, director sénior de relaciones gubernamentales en la Asociación Estadounidense de Abogados de Inmigración. Chen señaló que cuando el presidente Barack Obama dejó el cargo, había alrededor de 500.000 casos de inmigración atrasados en comparación con 1,4 millones de casos durante la administración Trump.