Por Agustín N. Garetto – “El gobierno entendió la ley primera del automovilismo: tu principal rival es tu compañero de escudería” dice el autor en su análisis pormenorizado.
Es interesante analizar el bienio legislativo del gobierno. No sólo el balance de estos dos años nos permite recordar cada suceso, sino que también nos vislumbra actitudes o posiciones que tomó el gobierno frente a ciertos temas, que nos pueden servir para predecir futuras situaciones.
Debemos tener en cuenta que, si bien uno menciona “el gobierno” en singular, la realidad es mucho más compleja. Probablemente haya muchas posiciones dentro de esa unidad; conocemos las internas, las idas y vueltas, pero es agotador complejizar todas las experiencias.
El 2024 fue un año legislativo clave, el gobierno nacional logró aprobar dos enormes proyectos de ley (Ley Bases y Paquete Fiscal). A su vez, también evitó ciertos proyectos de las oposiciones y pudo resistir a insistencias de estas. Lo hizo por medio de una coalición legislativa poco cohesiva y coherente, pero interesante desde la estrategia.
Dos años en el Congreso
Tres perfiles de actores formaron parte de esta coalición: legisladores nuevos que entraron por LLA; otros pertenecientes al ex JxC (PRO y radicales); y, por último, los que responden a gobernadores, es decir, partidos políticos locales o provinciales.
El primer grupo fue el menos disciplinado, al gobierno le costó evitar perder figuras de su propio color político-práctica que se repite en la Legislatura bonaerense. Para mantener a este grupo hizo lo más lógico: armar un partido nacional.
La Libertad Avanza, al enraizarse en todo el país, se tornó una oferta política viable, es decir, capaz de ganar elecciones. Por lo tanto, los legisladores oficialistas temen el castigo de que no sean tomados en cuenta para elecciones futuras.
El segundo grupo, formado por amarillos y colorados desteñidos, fue cooptado, a partir de: la utilización de cargos ejecutivos como premios; la formación de alianzas en el nivel subnacional; y de la defensa de la etiqueta partidaria.
En relación con el último, el gobierno no sólo logró que se discutan sus propios temas, sino que dejó al PRO totalmente desdibujado en el espectro ideológico. El gobierno entendió la ley primera del automovilismo: tu principal rival es tu compañero de escudería.
El tercer grupo es el más interesante: los partidos políticos provinciales. Estos partidos ya son parte de la política nacional por más que muchos los desprecien en sus análisis. Tienen una estructura de poder, por lo general, sobrerrepresentada, y que utilizaron siempre a favor de los gobiernos nacionales si estos se comprometían a negociar.
El gobierno nacional, a veces con errores, llevó adelante negociaciones con los partidos locales que responden a los gobernadores de Misiones, Catamarca, Salta, Tucumán, entre otras. Por ejemplo, con los diputados que responden al gobernador tucumano Osvaldo Jaldo.
A grandes rasgos, esta coalición legislativa le permitió ganar y resistir en el Congreso. Sin embargo, en el 2025 la situación se complicó, sobre todo a partir del desafío del armado de un partido nacional y de la compleja realidad económica.
Conformar un partido nacional genera consecuencias que entran en conflicto con la regionalización de la política nacional. Desde hace décadas se observa el desarrollo de los partidos políticos provinciales con agendas localistas, es decir, desligadas parcial o totalmente de lo que sucede a nivel nacional. El armado de un partido nacional es una amenaza para estos partidos locales.
Por otro lado, la economía empezó a tambalear a lo largo del 2025. Los esfuerzos por mantener un dólar bajo control y el afán de destruir el dato de inflación mensual, trastocaron la situación financiera de la Argentina. El riesgo país volvió a subir por las nubes y los operadores empezaron a medir cuánto podía “aguantar” la banda superior. La solución fue el Tesoro norteamericano.
A mi humilde entender es ridículo imaginar “qué hubiera pasado si”, pero es imposible no destacar cómo el complejo escenario del tercer trimestre argentino fue un tema de discusión y preocupación en los Estados Unidos.
Al final, el gobierno libertario cosechó frutos de la exagerada buena conducta en las discusiones internacionales.
¿Qué balance se puede hacer que no sea positivo después del resultado de las elecciones legislativas nacionales? En ambas Cámaras, el gobierno contará con una coalición legislativa más cohesiva, coherente y estable. En el plano financiero parece estar totalmente blindado por el gobierno estadounidense. ¿De qué temer entonces? Del mismo gobierno y del frente externo.
El último depende del azar, pero en relación con el primero podemos decir que las grandes reformas, pensadas para atraer a los prometedores de dólares, pueden encontrar ciertas resistencias en la sociedad y en la opinión pública.
Una parte no despreciable del electorado argentino es exigente. Esa parte, la que decide quién gana o quién pierde en las elecciones, está a la espera de resultados.