“Tierras raras”: los minerales ocultos que mueven al mundo

Desde hace algún tiempo, la atención global está puesta en un nuevo frente de la competencia geopolítica: las llamadas “tierras raras”.

Tierras raras, un grupo de 17 elementos metálicos de la tabla periódica, se han vuelto piezas clave en la fabricación de teléfonos móviles, computadoras, vehículos eléctricos, misiles, turbinas eólicas, satélites y equipos médicos.

Estos elementos, aunque no necesariamente raros en términos absolutos de abundancia, son complejos de extraer, procesar y refinar. Su valor estratégico radica en que habilitan tecnologías de punta. Por ejemplo:

Los autos eléctricos requieren imanes con neodimio o disprosio para sus motores.

Las turbinas eólicas emplean esos mismos materiales para mantener la eficiencia ante condiciones exigentes.

Equipos médicos avanzados y satélites dependen de materiales súper conductores o de calidad extrema, donde las tierras raras juegan un rol crucial.

 

La dinámica geopolítica: China vs. EE.UU.

Actualmente, China controla más del 80 % del mercado mundial de tierras raras.

Este dominio le confiere una ventaja estratégica considerable, pues puede orientar el suministro, fijar condiciones o incluso imponer restricciones. En respuesta, Estados Unidos —y otros actores tecnológicos clave— buscan asegurar cadenas de abastecimiento alternativas, diversificar proveedores o fomentar la extracción doméstica.

 

Relevancia para el futuro energético y tecnológico

En el contexto de la transición energética, la demanda por vehículos eléctricos, almacenamiento de energía, energías renovables y tecnologías de comunicaciones 5G/6G se dispara. Esto convierte a las tierras raras en materia prima crítica para lo que viene. Quienes controlan su producción y procesamiento —o al menos aseguran acceso estable— tendrán una ventaja competitiva fuerte en la carrera tecnológica global.

Riesgos y oportunidades para América Latina

Para países de América Latina, este escenario abre tanto oportunidades como desafíos:

Oportunidades:

Reservas minerales aún poco explotadas podrían atraer inversiones y generar empleo.

Integrarse a la cadena de valor global, no sólo como proveedores de materia prima sino también como actores en el procesamiento y tecnología.

Riesgos:

Dependencia de la extracción sin valor agregado local puede repetir el patrón histórico de exportación de materias primas.

Impactos ambientales y sociales deben gestionarse con cuidado: la minería de tierras raras puede generar residuos tóxicos, requiere agua, y puede afectar comunidades locales.

Las tierras raras pasan a primer plano en la geopolítica global. Serán tan relevantes como el petróleo lo fue en décadas anteriores: una materia prima estratégica para tecnologías transformadoras. En ese escenario, la competencia entre grandes potencias por asegurar su suministro se intensifica, y regiones como América Latina están ante una encrucijada: pueden quedar al margen, o bien aprovechar esta “nueva era” para asumir un rol más activo y estratégico.