. Lo que comenzó como un conflicto comercial se transforma hoy en una guerra simbólica entre intereses económicos y política doméstica.
En este sentido, la suspensión de importaciones no es casual. En marzo de 2025, las autoridades chinas suspendieron las licencias de importación de soja para tres empresas estadounidenses, acción oficial justificada por presuntas deficiencias sanitarias. Pero analistas la interpretan como una represalia ante los elevados aranceles impuestos por EE. UU. a productos chinos. Para agravar el efecto, China decidió no registrar nuevos pedidos cuando comenzó la cosecha brasileña, redirigiendo la demanda hacia América del Sur.
Lo cierto es que el golpe generó un impacto negativo para el sector agrícola estadounidense, que son la base de apoyo al MAGA de Trump. En 2024, EE. UU. exportó alrededor del 51 % de su soja hacia China, con cerca de 985 millones de bushels. Sin embargo, en los primeros ocho meses de 2025 las exportaciones cayeron a 218 millones, sin entregas registradas en junio, julio y agosto. Esta caída drástica revela la dependencia estratégica previa de China como principal comprador del grano.
Pero los aranceles elevados y el fenómeno estacional del suministro sudamericano desplazó el mercado hacia Brasil y Argentina, cuyos precios más competitivos y proximidad logística los convierten en aliados preferidos. Desde Beijing, columnistas celebraron esta jugada como un golpe político: “Los productores estadounidenses de soja se han convertido en víctimas sacrificiales de su propia lucha política interna”, afirman, citados desde Asia Times. La narrativa oficial china sostiene que si EE. UU. quiere que China reanude las compras, debe volver a la mesa de negociaciones y eliminar los aranceles que considera “desordenados”.
En este contexto, Wang Chong —experto de estudios estadounidenses— señalan que las zonas más golpeadas coinciden con estados electorales clave para el MAGA como Illinois, Iowa y Minnesota, agregando un componente político a la decisión. El gobierno de Estados Unidos ya respondió anunciando un paquete de rescate agrícola de 10 mil millones de dólares, que usará ingresos de aranceles y fondos del Departamento de Agricultura para compensar pérdidas en exportaciones.
Paralelamente, la administración está buscando abrir nuevos mercados en India, Vietnam y otros países del Sudeste Asiático para mitigar la pérdida del mercado chino. Sin embargo, la competencia con productores sudamericanos – que resultan ser menos costosos y más próximos – reduce considerablemente las oportunidades de recuperación rápida.