El rockero español que viajó a la Argentina por amor al folklore, vivió en casa de Carlos Carabajal y murió de una sobredosis

El zaragozeño Mauricio Aznar Muller terminó conquistado por el folklore y en 1993 decidió instalarse en el país con el objetivo concreto de aprenderlo.

La relación que construyó con el país desde entonces fue tal que llegó a ser contada en una película que ganó dos premios Goya.

El rockero español que viajó a la Argentina por amor al folklore, vivió en casa de Carlos Carabajal y murió de una sobredosis

Este 2 de octubre se cumplen 25 años desde la muerte de un músico que se convirtió en mito en España. Él nunca se enteró, ni siquiera lo sospechó y mucho menos imaginó, que también su particular historia con Argentina llegaría a ser contada en una película que ganó dos premios Goya. “Buen tipo”, “bohemio”, “romántico”, “inteligente”, “despojado”, “genuino”, son algunas de las palabras que se repiten entre quienes fueron amigos o compartieron momentos importantes con Mauricio Aznar Muller. Este rockero interesado en la chacarera, el tango y el folkore del Río de la Plata decidió dejar a su grupo musical y viajar a nuestro país y – casi por azar- recaló en la casa del «padre de la Chacarera» Carlos Carabajal en búsqueda de aprendizaje y para “limpiarse” de su adicción a la heroína.

“Yo a Mauricio lo conocí en Cosquín, él llegó a la Argentina con la información de varios artistas que le gustaban, en especial Atahualpa, y -bueno- me vio justo tocar en la peña César Isella y ahí comenzaría una amistad. Y entre charla y charla, ya que me contó que quería conocer el folkore, le propuse que se venga en algún momento a mi casa en Santiago del Estero. Pasaron unos días, yo ya me había olvidado de esa conversación, y de repente golpean las manos en la entrada de nuestro rancho y se aparece. ¡Me soprendió, fue un muy lindo momento!”, recordó Demi Carabajal, hijo de Carlos y hermano de Peteco, ante El Destape.

Allí empezó una relación con el “Padre de la chacarera”, Carlos, con quien llegó a presentarse en tierras ibéricas. Más aun, con su banda Almagato en noviembre de 2000 tendrían una gira con el santiagueño por Europa, pero no se pudo porque el cantante murió de una sobredosis; en esos días previos a su fallecimiento también se suicidó su hermano.

Mauricio Aznar Muller tuvo su primera banda medianamente reconocida en Zaragoza a los 19 años. En rigor, ya tocaba desde los 13, eran tiempos en los que se presentaba en la calle con canciones de Bob Dylan. El grupo al que ingresó como bajista y luego se convirtió en su cantante, se llamó Golden Zippers y hacían rockabilly, de ahí surgen sus patillas modo Elvis. Más adelante, de esa experiencia evolucionó a Más Birras, la banda con la que llegó a hacerse más conocido en su tierra natal y también en algunas partes de España.

El grupo llegó a cierto grado de visibilidad, aunque también vino el declive al mismo tiempo que se elevaba el interés de Mauricio por el folklore argentino. En especial, por la chacarera. Así las cosas, dejó todo, viajó a nuestro país y tras pasar por el festival de Cosquín llegó a la casa de la familia Carabajal donde se quedó a vivir durante varias semanas.

“Abandona Más Birras porque no se hallaba en esa superficialidad de las letras rockeras, necesitaba otra cosa, le faltaba algo. Y la decisión la tomó en un momento importante para la banda, de hecho, cuándo él se marcha a la Argentina estaban por firmar para hacer una gira por toda España”, le cuenta a El Destape Jaime González, fundador de Almagato junto a Mauricio Aznar, banda de folklore concebida en tu etapa post rocker.

No obstante, Jorge Martínez, autor de Más Birras, del barrio a la leyenda, considera que tiende a recordarse al Mauricio que llegó a Argentina y empezó a tocar chacareras, pero no se tiene en cuenta que sin su paso por el rock no hubiera existido esa evolución. “Creo que hay que reivindicar la figura de una banda de rock, porque quizás el hecho de que se haya visto muy seducido con el folclore y Argentina, deja en un segundo plano a Más Birras y esa banda para él fue fundamental, ya que lo hizo crecer, trascender y llegar hasta las chacareras”, opinó ante El Destape el escritor aragonés e integrante de la banda Despierta Mc Fly.

Ninguno de los entrevistados tiene en claro cómo fue que Mauricio Aznar empezó a interesarse por las músicas argentinas. No obstante, uno de los primeros de los que mantuvo charlas relacionadas acerca de esos tópicos fue Javier Barreiro, sobre todo porque él es un avezado conocedor del tango. “Yo no fui el que despertó en Mauricio la pasión por el tango y la chacarera. Sin embargo, en alguna de las visitas a mi casa, le mostré la obra completa de Gardel que había comprado en la Argentina y le hacía escuchar a Atahualpa Yupanqui, Jose Larralde o los Quilla Huasi y puede que algo contribuyera a sus gustos, aunque no con la chacarera porque con ese género yo no me sentía atraído”, le contó a El Destape este escritor español de decenas de libros, docente e integrante de la Academia Nacional del Tango de la República Argentina y Academia porteña del lunfardo.

“Yo pienso que el folclore es la fuente donde hay que ir a beber en estos tiempos de verdadero estancamiento: la evolución de la música yo creo que es cómo la literatura, hay que volver a los clásicos y volver a reeplantearse lo que siempre ha existido. Porque no estamos inventando nunca nada nuevo, si no que estamos recreando algo que siempre ha existido desde que está el hombre y tiene penas y alegrías. A veces perdemos el norte y se apodera de todo la industria y terminamos escuchando lo mismo una y otra vez”, hechó algo de luz al respecto de su atracción por la chacarera, el mismo Mauricio Aznar en una entrevista con Sergio Alces, realizada en el año 2000.

En febrero de 1993, el músico aragonés viajó hacia Sudamérica con una idea fija: aprender de la chacarera y del folclore argentino, en general.

Para lograr su objetivo, se hizo pasar por un periodista chileno con la intención de entrevistar a José Larralde, quien no era fácil para dar notas, con quien logró entrevistarse en febrero de 1993 y fue él quién le recomendó ir a Cosquín. Luego, en el popular festival se encontró con Ica Novo, cantautor cordobés, quien lo llevó a pasear por las peñas. «Y en una de esas noches, vio cantar a Demi Carabajal La estrella azul y él le recomendó que vaya a hablar con su viejo, Carlos Carabajal”, detalla Jaime González.

Y Demi Carabajal continuó: “Su estadía fue muy particular, prestaba mucha atención a todo lo que ocurría, observaba por demás a mi viejo. Yo en esa época viajaba mucho, y además no componía todavía, con lo cual, él se acercó más a mi padre. Como él quería aprender a tocar el ritmo de chacarera y hacer canciones, mi viejo era el indicado para darles los consejos. Y así es que fue como un tutor para su conocimiento, después lo hizo todo él ya que era un chango que era muy inteligente, muy capaz. Por eso supo interpretar muy bien nuestra música”.

Mientras Mauricio se compenetraba cada vez más con folclore argentino y progresaba con su banda Almagato en España, viajó en otras dos oportunidades a la casa de los Carabajal en Santiago del Estero. De hecho, los visitó en 1996 y en el 2000. “La segunda estadía en Santiago fue cuando recién se casó con su mujer, Olga. De hecho, fue un viaje de bodas. Y la tercera en enero del 2000, yo estuve allí: fuimos con Almagato, invitados por Carlos Carabajal, al Festival de la Chacarera”, precisa Jaime González.

Mauricio Aznar tocaba en la calle y lo combinaba con otros trabajos para sobrevivir. Lo que no pudo abandonar fue el consumo de drogas duras. “El no dejó nunca claramente la heroína”, asegura Jorge Martínez. “El asunto de la droga Conmigo nunca lo ocultó, de hecho, alguna vez para bromear se llegó a picar adelante del departamento de policía. A mi no gustaba todo aquello, pero no era sencillo tratarlo”, agrega Javier Barreiro.

 

No obstante, Mauricio acudió a varios grupos para rehabilitarse e intentó muchas veces dejar de consumir, aunque en sus últimos días de vida el suicidio de su hermano, más otros malos tragos, lo hizo recaer. “Poco antes de fallecer, estaba tomando una medicación que era para lidiar con el sindrome de abstinencia y podía producir desmayos. En el medio se había separado de Olga, había tenido una especie de desengaño con otra chica, se suicidó su hermano Pedro y, en ese contexto, se picó devuelta y parece que la mezcla con la medicación le generó un edema pulmonar y se murió; fue accidental”, recordó Jaime González.

 

 

En ese último punto, el autor de Mauricio Aznar y Almagato, aclaró: “No fue suicidio ya que estábamos esperando la llegada de los Carabajal (Carlos, Peteco y Demi), porque íbamos a hacer unos conciertos con una editorial de España para grabar un disco en vivo (un audio libro). Mauricio estaba a pleno, tenía ganas de vivir, varios proyectos: nadie se suicida en esas condiciones”.

 

No obstante, su compañero en Almagato advirtió que el viernes previo a su muerte estaba como adormecido, muy desconcentrado. “Nos hacía repetir una historia determinada de un modo casi obsesivo. De hecho, con los compañeros comentamos que fue una situación rara. Era obvio que estaba cambiado en su actitud”, dijo Jaime.

 

Y concluyó: “Yo creo que fui el último que lo vi, lo había dejado el viernes anterior en la puerta de su casa. Y lo encontré el lunes después de llamarlo muchísimas veces, luego de que la madre me lo pidiera, ya que estaba preocupada. Lo llamé miles de veces, fui hasta la casa y lo encontramos con la policia ya fallecido”.

 

La estrella azul: la película que brilló en San Sebastián e iluminó la figura del musico

La estrella azul es una canción de Peteco Carabajal, que el destino quiso que fuera una de las que tocó su hermano en Cosquín (aunque recién se publicó en 1994), aquella noche de febrero de 1993 cuando se conocieron con Mauricio Aznar. No por casualidad, la película de Javier Macipe, que cuenta el momento del músico en el que se conecta con el “Padre de la chacarera”, lleva ese título.

 

 

El realizador español le contó a El Destape que decidió hacer la película por pedido de la madre del músico, quien falleció el 6 de julio de 2025. “Yo le había pedido permiso para incluir un tema de Mauricio en un cortometraje porque era muy fan de él. Ella lo vio, entonces consideró que yo era el indicado para hacer una película que cuente la vida de sus hijos, no solo de Mauricio. Ya que como se ve en el film, su hermano Pedro es muy importante en la historia: le enseñó todo. Bueno, ese fue el germen de un proceso larguísimo, ya que empezó cuando tenía 19 años y ahora tengo 38”, recordó Javier, quien también porta patillas como su ídolo.

 

“La familia Carabajal tenía muy presente a Mauricio, ellos se hicieron amigos y Carlos fue como un mentor. Además, luego él los invitó a España, a hacer una gira, a grabar un disco, cosa que Carlos no había hecho nunca. Cuando estuvimos filmando en Santiago, lo recordaban mucho también por su talento, incluso para componer chacareras. De hecho, ahora está tocando una de ellas Pablo Carabajal que se llama Pa que no baile solita”, agregó el realizador de Zaragoza, quien estuvo en la casa de la familia Carabajal para filmar La Estrella Azul.

 

 

 

La estrella azul ganó dos Premios Goya en 2025: Mejor Dirección Novel para Javier Macipe y Mejor Actor Revelación para Pepe Lorente. Asimismo, se estrenó en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián en septiembre de 2023. En el reconocido evento, recibió el Premio de la Juventud y el Premio de la Cooperación Española. El mismo año, en Argentina se proyectó en la edición 38° del Festival Internacional de Mar del Plata y, en 2024, se pudo ver en el Cine Gaumont.

 

Mauricio Aznar ya era conocido en Zaragoza, de hecho, hay una calle y una estatua en su honor. Ambos homenajes se corporizaron en el barrio Casablanca, donde el músico vivía con sus padres. Sin embargo, la visibilización de su figura se incrementó de manera sustancial desde que La estrella azul se estrenó en febrero de 2024 y alumbró la vida del mito.