Cavallo advierte sobre los «conejos de la galera» de Milei y minimiza el «riesgo kuka»

El exministro cuestionó la baja temporal de retenciones, advirtió sobre el impacto fiscal y diplomático de las alianzas.

Reclamó un giro estructural en la política monetaria y cambiaria una vez pasadas las elecciones.

Amenos de un mes de las elecciones legislativas del 26 de octubre, el exministro de Economía Domingo Cavallo advirtió que, más allá del resultado electoral, el gobierno de Javier Milei deberá encarar reformas profundas para evitar que la actual crisis cambiaria y de deuda se agrave. El economista considera que el Ejecutivo no reconocerá antes de los comicios las causas estructurales del problema y seguirá explicando la inestabilidad por “la herencia recibida” y el llamado riesgo “kuka”.

Cavallo confía en que la experiencia financiera del ministro Luis Caputo y el respaldo discursivo del secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, permitirán transitar sin un nuevo sobresalto hasta la elección. Pero sostiene que, apenas concluido ese proceso, el gobierno tendrá que ordenar su política monetaria y cambiaria con un enfoque más coherente y duradero.

Para Cavallo, las maniobras de corto plazo del equipo económico dejan más costos que beneficios. La reciente eliminación transitoria de retenciones a las exportaciones —que generó ingresos extraordinarios por US$ 7.000 millones y derrumbó el precio del dólar oficial— es para él un ejemplo claro de una “solución efímera con efectos búmeran”. Remarcó el impacto fiscal de la medida (más de US$ 1.000 millones), la reacción negativa de productores argentinos y estadounidenses, y el riesgo de que el gobierno quede entrampado por condicionamientos internacionales si se interpreta que esa baja fue una concesión permanente.

El exministro sostiene que este tipo de decisiones, aunque puedan calmar coyunturas, “disimulan la crisis cambiaria” y erosionan la credibilidad del programa económico al mostrar que el Ejecutivo está dispuesto a alterar sus propias reglas cuando está bajo presión.

Otro eje de su análisis es el vínculo con Estados Unidos. Cavallo afirma que el apoyo de Donald Trump no debe sobredimensionarse ni malinterpretarse: no responde a las ideas libertarias de Milei ni a una validación del plan económico, sino a una afinidad geopolítica e ideológica. De hecho, recuerda que Trump se opone históricamente al uso de dinero de los contribuyentes para rescates externos, y advierte sobre el malestar en sectores conservadores norteamericanos por los anuncios de respaldo financiero.

Según Cavallo, el equipo económico confía en que un avance electoral de La Libertad Avanza hará caer el riesgo país al diluir el llamado riesgo “kuka”. Pero advierte que los problemas de reservas, atraso cambiario y deuda no comenzaron con las elecciones bonaerenses, sino que derivan de una política cambiaria y monetaria defectuosa desde el inicio de la gestión.

Cavallo anticipa que los organismos internacionales —en especial el Tesoro estadounidense y el Fondo Monetario— terminarán exigiendo una reforma integral del régimen cambiario y monetario. Entre los cambios que considera imprescindibles menciona:

* Eliminación completa del cepo,

* Libre flotación sin bandas,

* Compra sostenida de reservas por parte del Banco Central y el Tesoro,

* Reglas claras que impidan emisiones para financiar déficits.

En su visión, esas transformaciones constituirían un pivote semejante al que tuvo la Ley de Convertibilidad en 1991.

La comparación con Menem y el rechazo al paralelismo con 2001

El exministro descarta las comparaciones con la crisis del gobierno de Fernando de la Rúa. Considera más útil mirar el período 1989-1991, cuando la presidencia de Carlos Menem enfrentó hiperinflación, atraso cambiario y recesión, pero logró estabilizar mediante un cambio profundo de reglas y un gabinete más pragmático y profesional.

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Cavallo destaca similitudes iniciales entre las gestiones de Menem y Milei —ambos heredaron crisis graves y lograron reducir con rapidez la inflación—, pero remarca una diferencia clave: la flexibilidad política. Según él, Menem no exigía lealtad ideológica, sumaba expertos que no pertenecían a su espacio y generaba consensos legislativos que permitieron reformas estructurales, incluso antes de tener mayoría en el Congreso.

Sugiere que, si Milei aspira a consolidar su proyecto, deberá adoptar ese espíritu: ampliar su base de apoyo, dejar atrás el dogmatismo y organizar un gabinete con funcionarios técnicos capaces de construir acuerdos.

 

El desafío de los próximos dos años

Para Cavallo, el gobierno debe capitalizar la experiencia de sus primeros años —aciertos y errores— y fijar antes de 2027 una hoja de ruta que permita llegar a un escenario de estabilidad y crecimiento sostenido, similar al clima que siguió al Plan de Convertibilidad.

De lo contrario, advierte, las soluciones transitorias, las tensiones cambiarias y el desgaste político terminarán por exponer los límites de una estrategia que, hasta ahora, se apoya en parches y expectativas externas.