Alemania se ha comprometido a invertir miles de millones en la modernización de su Ejército tras años de descuido. Pero junto con la mejora del equipamiento, surge un desafío aún más complejo: persuadir a más ciudadanos para que se unan y sirvan en la Bundeswehr.
Más de tres años y medio después de que la invasión rusa de Ucrania impulsara los esfuerzos de revitalización militar, el reto de fortalecer a las fuerzas armadas alemanas se intensifica al mismo ritmo que crecen los temores por la amenaza de Moscú.
Con el aumento del gasto militar acordado por Alemania y sus aliados de la OTAN, la alianza también insta a su aliados a incrementar el número de efectivos. Berlín busca sumar decenas de miles de miembros al servicio.
El canciller Friedrich Merz sostiene que, “debido a su tamaño y su fortaleza económica, Alemania es el país que debe tener el Ejército convencional más fuerte de la OTAN en el lado europeo”. Aunque no ha detallado este objetivo, sus palabras marcan un giro significativo en un país que, tras la Segunda Guerra Mundial y la reunificación en 1990, mantuvo durante décadas una marcada reticencia militar.
Déficit histórico de personal y equipamiento
El Ejército alemán enfrenta retos estructurales tras la suspensión del servicio militar obligatorio en 2011. El número de efectivos se ha reducido a poco más de 180.000, frente a los 300.000 de 2001. El objetivo ahora es alcanzar 260.000 soldados en la próxima década, junto con 200.000 reservistas, más del doble de la cifra actual.
Sin embargo, los problemas de equipamiento minan la capacidad de atraer voluntarios. “Una fuerza que no tiene suficientes tanques, que no tiene suficientes barcos, que tampoco tiene suficientes cuarteles, no es particularmente atractiva para los solicitantes”, advirtió Thomas Wiegold, experto en política de defensa.
Tras la suspensión del servicio militar obligatorio, la Bundeswehr cerró 48 cuarteles. Un informe reciente del comisionado parlamentario para el Ejército advirtió que muchas de las instalaciones que permanecen en uso se encuentran en condiciones “desastrosas” después de años de austeridad. Para revertir esta situación, el gobierno ha puesto en marcha una serie de medidas, incluyendo un plan que prevé la construcción de 76 nuevos edificios destinados a alojamiento militar para 2031.
En 2022, Alemania creó un fondo especial de 100.000 millones de euros destinado a modernizar la Bundeswehr. Con él se financiará la adquisición de aviones F-35, helicópteros de transporte Chinook, tanques Leopard 2, fragatas y otros equipos de última generación. Sin embargo, estos recursos tardarán en llegar a las tropas.
Este año, la nueva coalición de Friedrich Merz dio otro paso significativo al flexibilizar las estrictas reglas sobre el endeudamiento público, lo que permite incrementar aún más el gasto militar. Se trata de un cambio profundo en una nación históricamente reacia a endeudarse.
La dimensión operativa también está en el foco. A comienzos de mes, la cúpula militar supervisó un ejercicio que incluyó el traslado de blindados desde Rostock hacia Lituania, la interceptación de drones y maniobras aéreas. Alemania está estacionando por primera vez una brigada de manera permanente en un aliado del flanco oriental de la OTAN.
“La disuasión creíble requiere preparación operativa. Y la preparación operativa requiere material, personal, entrenamiento y… ejercicios, ejercicios, ejercicios”, subrayó el jefe de Estado mayor de la Bundeswehr, general Carsten Breuer.