El precio de sus bonos en dólares llegó al nivel más alto en más de dos años, a pesar del colapso de su economía y protestas casi a diario. El deterioro, que comenzó en 2023, llevó a S&P Global Ratings a rebajar la calificación crediticia de Bolivia en dos escalones el mes pasado, hasta CCC-, apenas unos niveles por encima del impago.
Sin embargo, a medida que la crisis se agrava, también crece el optimismo sobre un posible cambio político en las elecciones de agosto, según Steffen Reichold, economista y gestor de carteras de Stone Harbor Investment Partners. Apuestas de que podría ganar un candidato opositor favorable al mercado han impulsado el repunte, generando a los tenedores de bonos un retorno del 20% en lo que va del año.
“Hay muchas posibilidades de un resultado político más positivo desde el punto de vista del mercado”, afirmó Reichold, quien recientemente elevó su posición en bonos bolivianos de subponderar a neutral. Un nuevo gobierno haría “mucho más probable que se puedan empezar a abordar los importantes retos macroeconómicos”.
Algo similar ocurre en Colombia, donde las expectativas de un nuevo gobierno el próximo año impulsan los bonos en dólares al nivel más alto en tres meses, pese a un creciente déficit fiscal. Los activos brasileños y chilenos también se han beneficiado de esta dinámica.
El partido gobernante, el Movimiento al Socialismo, ha dirigido el país durante casi dos décadas, primero en un periodo de bonanza gracias al alza en los precios de las materias primas, y luego en un largo declive. Una fractura interna del partido ha paralizado la ejecución de medidas, obstaculizando la aprobación de nuevos créditos internacionales para inyectar divisas en la economía.
A principios de junio, al menos seis personas —entre ellas cuatro policías— murieron en enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad que exigían la inclusión del expresidente Evo Morales como candidato.
Una encuesta reciente ubica al empresario derechista Samuel Doria Medina al frente de la carrera presidencial, con 19,6% de intención de voto, seguido por el expresidente Jorge “Tuto” Quiroga (16,6%) y el presidente del Senado y ex aliado del MAS, Andrónico Rodríguez (13,7%). Las elecciones serán el 17 de agosto, con una segunda vuelta prevista para el 19 de octubre si ningún candidato supera el 50%.
Reichold advierte que aún hay incertidumbre: 15,5% de los votantes se mantiene indeciso, lo que podría beneficiar al MAS en el último tramo.
“El electorado en Bolivia no está muy bien sondeado”, dijo. “Así que lo tomaremos con cautela”.