En medio de la falta de acceso a los mercados internacionales y la urgencia por reforzar las reservas del Banco Central, el Gobierno apuesta a monetizar los dólares “debajo del colchón” sin recurrir al Congreso ni aplicar un nuevo blanqueo tradicional. En este contexto, este medio se comunicó con el tributarista, Diego Fraga.
Diego Fraga destacó que, a diferencia de gobiernos anteriores que “usaban la política fiscal o cambiaria para asustar a los contribuyentes”, el actual intenta “seducirlos para que inyecten dólares en el mercado”. En su visión, este cambio de enfoque representa una ruptura con la lógica tradicional de presión tributaria.
“No quieren que la AFIP, ahora ARCA, atosigue a quienes traigan sus dólares al sistema. El objetivo es que los organismos de control no molesten”, explicó. Sin embargo, advirtió: “Esto no es simple. Si se quiere hacer dentro de la ley, hay que armar un rompecabezas jurídico con herramientas existentes”.
Alternativas legales sin pasar por el Congreso
Una de las opciones que Fraga considera viables es el uso del régimen de presentación espontánea, que permite a los contribuyentes regularizar su situación sin pagar multas ni intereses, aunque sí deberían abonar el impuesto correspondiente.
“Este régimen tiene muchas aristas técnicas, pero permitiría evitar una nueva ley”, señaló. “El Ejecutivo podría incluso ofrecer planes de pago muy laxos para facilitar el ingreso de capitales”, agregó.
Qué se necesita para consolidar una amnistía fiscal
Sin embargo, el tributarista reconoció que esta vía tiene límites: “Para una verdadera amnistía fiscal, sería necesario que intervenga el Congreso. Y este Gobierno no tiene intenciones de hacerlo”.
“Recordemos lo que hizo el gobierno de Alberto Fernández, que borró de un plumazo los beneficios del blanqueo de Macri y persiguió a los que habían confiado”, remarcó. “Eso destruyó la confianza. ¿Cómo vas a convencer a los que ya fueron estafados por el propio Estado?”. Además, advirtió que el hecho de que estas medidas no pasen por el Congreso también afecta la credibilidad: “No es lo mismo un decreto que una ley. Y eso los ahorristas lo saben”.