Este año el presidente Lula no participó en la movilización de 8.000 indígenas de todo Brasil que la semana pasada acamparon frente a los edificios institucionales de Brasilia. Se trata del famoso Acampamento Terra Libre, que se celebra todos los años y que cumple ahora 21 ediciones. No faltaron los enfrentamientos entre los indígenas y la policía, que disparó gases lacrimógenos. Pero la edición de este año ha sido crucial porque se ha debatido sobre todo el controvertido asunto del llamado Marco Temporal para la demarcación de las tierras indígenas. A pesar del veto de Lula en octubre de 2023, la ley del Marco Temporal, la 14701, fue aprobada en 2024 por el Congreso. Sin embargo, ahora está bloqueada en el Supremo Tribunal Federal (STF), que la había declarado inconstitucional un mes antes. Según esta ley, sólo se consideran indígenas los territorios que lo eran en 1988, cuando se promulgó la Constitución. En lugar de declarar inconstitucional la ley que aprobó el Congreso, el juez del STF, Gilmar Mendes, que está a cargo del caso, mantuvo la validez de la norma y creó una Cámara de Conciliación para abordar el tema, que terminó su trabajo el 2 de abril. Pero representantes del Congreso Nacional y del Sindicato solicitaron su prórroga, desatando la polémica de los Pueblos Indígenas de Brasil (Apib). En agosto del año pasado, la Apib se retiró de la mesa de negociación, calificándola de “conciliación forzada” de sus derechos. Como resultado de nueve sesiones de negociación coordinadas por su oficina, Gilmar Mendes presentó un proyecto de Ley Complementaria para sustituir a la Ley 14.701. La propuesta excluye el argumento del Marco Temporal, pero introduce novedades en varios puntos considerados lesivos por las organizaciones indígenas, como la autorización de la minería en tierras indígenas y nuevos obstáculos en los procesos de demarcación.
Debido a este impasse, la homologación de las tierras indígenas, es decir, la devolución de las tierras a las comunidades locales, se está ralentizando. Si en 2023 Lula homologó seis, en 2024 fueron sólo dos. Aunque el presidente brasileño no asistió al Acampamento Terra Libre de Brasilia, la semana anterior había visitado el Parque Xingu, en Mato Grosso, donde se reunió con el renombrado líder indígena Raoni. En esa ocasión fue alertado de los riesgos de las prospecciones petrolíferas de Petrobras en la desembocadura del Río Amazonas, en el estado de Amapá, de las que dice ser partidario. “He llegado a saber que, en la desembocadura del río Amazonas, usted está pensando en el petróleo que hay bajo el mar”, le dijo Raoni. “Creo que no se debería explorar. Porque estas cosas, como son, garantizan que podamos tener un medio ambiente, una tierra con menos contaminación y menos calentamiento”, concluyó el líder indígena.
Mientras tanto, el pasado viernes, el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) y el Ministerio de Medio Ambiente lanzaron el programa ‘Restaurar la Amazonia’, una convocatoria pública para financiar con 150 millones de reales (25,6 millones de dólares), procedentes del Fondo Amazonia, financiado por varios países extranjeros, proyectos de reforestación de tierras indígenas en la región del llamado Arco de Restauración, que se extiende de Maranhão a Acre, gravemente afectada por la deforestación. El proyecto, ejecutado en colaboración con el Ministerio de Pueblos Indígenas y la Fundación Nacional del Indio (FUNAI) seleccionará hasta 90 proyectos, cada uno de los cuales abarcará áreas de entre 50 y 200 hectáreas, con la participación obligatoria de los pueblos indígenas. Las solicitudes estarán abiertas hasta el 19 de julio. Según el presidente del BNDES, Aloizio Mercadante, la iniciativa contribuye tanto a la lucha contra el cambio climático como al bienestar de los pueblos indígenas, al promover el uso sostenible de los recursos forestales. La ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, añadió que, gracias a tales acciones, “Brasil ha reducido cerca de 450 millones de toneladas de CO2 en dos años, atrayendo así más fondos internacionales”. La convocatoria dice que pueden participar “personas jurídicas con sede en Brasil, que tengan fines institucionales compatibles con el objeto de esta Convocatoria Pública y estén legalmente constituidas como personas jurídicas de derecho privado sin fines lucrativos, de ámbito nacional o autarquías y fundaciones públicas federales y estatales”. Sin embargo, se teme que países extranjeros como China puedan aprovechar esta apertura para operaciones depredadoras o de biopiratería.
A finales de marzo, Systemica, empresa vinculada al banco brasileño BTG Pactual, ganó la primera licitación para la recuperación de un bosque deforestado con el objetivo de comercializar créditos de carbono en el estado de Pará. La empresa fue la única que presentó una oferta para la concesión de reforestación de la Unidad de Recuperación Triunfo do Xingu, situada en Altamira, en el sudeste del estado. El Gobierno de Pará promovió la licitación. La concesión tendrá una duración de 40 años y prevé recuperar más de 10 mil hectáreas de bosque en terrenos públicos. La inversión privada asciende a 258 millones de reales (44 millones de dólares), con una previsión de venta de 350 mil créditos de carbono y un posible ingreso total de 869 millones de reales (148,2 millones de dólares), además de la creación de 2 mil puestos de trabajo.
Según los últimos datos del Instituto del Hombre y del Medio Ambiente de la Amazonia (Imazon), la degradación forestal en la Amazonia Legal continúa, alcanzando los 33.807 km² en el ciclo de deforestación de 2025, un aumento del 482% en comparación con el período anterior, cuando el área degradada fue de 5.805 km². Esta cifra representa el mayor número jamás registrado. Los estados de Pará y Maranhão concentran el 89% de la degradación forestal, debida principalmente a los incendios y a la extracción ilegal de madera. Y ahora preocupa también la sequía extrema, como ha ocurrido en los dos últimos años en la Amazonia. Según el Centro Nacional de Monitoreo de Desastres Naturales (Cemaden), Brasil se enfrentará a una nueva sequía en 2025. Sin embargo, mientras que el año pasado la región más afectada fue la Amazonia, la sequía de este año parece estar desplazándose al Centro-Sur, donde casi 1.900 ciudades se encuentran ya en este estado crítico. En riesgo en los próximos meses está el Pantanal, que en 2024 atravesó la peor crisis medioambiental de su historia y es el mayor humedal del mundo, una inmensa llanura aluvial que Brasil comparte en la región de Mato Grosso también con sus vecinos Bolivia y Paraguay.