La Justicia argentina ordenó la captura internacional del dictador Nicolás Maduro y el oscuro jerarca Diosdado Cabello, acusados de ser responsables de un plan sistemático de torturas, secuestros y ejecuciones en Venezuela, que se multiplicaron luego de las últimas elecciones presidenciales donde el oficialismo se autoproclamó ganador pese al abrumador triunfo de Edmundo González Urrutia, desterrado a España. La resolución judicial se tomó tras escuchar los testimonios de víctimas refugiadas en el país sudamericano, que describieron los abusos cometidos por el régimen chavista.
La decisión la adoptaron los jueces Pablo Bertuzzi, Leopoldo Bruglia y Mariano Llorens, quienes afirmaron que las pruebas son suficientes para proceder con la detención internacional vía Interpol, con fines de extradición a la Argentina. El objetivo es evitar que la dictadura continúe violando derechos humanos y detener el aumento de víctimas. El fallo también solicita que se investigue a otros funcionarios venezolanos involucrados en estos crímenes.
Las pruebas fueron contundentes. La Cámara Federal no tuvo dudas al emitir el fallo: “Corresponde disponer la inmediata detención de Nicolás Maduro Moros y Diosdado Cabello con fines de extradición”, dice el escrito. En su resolución, los magistrados afirmaron que el plan sistemático de represión perpetrado por las más altas esferas del Estado venezolano “amenaza con seguir cometiendo violaciones a los derechos humanos si no se detiene”. Bajo esa premisa, ordenaron que Interpol active las alertas rojas para llevar a los responsables ante la Justicia argentina.
La orden de captura emitida por la Justicia fue promovida por el Foro Argentino por la Dedefensa de la Democracia (FADD) y respaldada por la Fundación Internacional para la Libertad, liderada por Mario Vargas Llosa.
“La Justicia argentina realmente se ha puesto al frente de los derechos humanos al ponerle nombre y apellido a lo que pasa en Venezuela, que hoy realmente es la peor dictadura cívico militar de la historia de Latinoamérica, por la cantidad de desplazados, por la cantidad de torturados, por la cantidad de homicidios que se han producido. Es un día de júbilo para todas las democracias republicanas del mundo y un día de preocupación para los dictadores”, dijo el abogado Tomás Farini Duggan, representante legal del FADD y querellante en la causa.
Maduro es un dictador acorralado, pero aún cuenta con refugios seguros en un mundo que parece girar en su contra. Rusia, Irán, China, Cuba, Nicaragua y Turquía son sus puertos seguros. Esos países son los poquísimos que visita. Es en ellos donde se le garantiza la impunidad que tanto necesita. Sin que resulte una sorpresa, ninguno de los autócratas que comanda esas naciones posee compromiso alguno con los derechos humanos ni con los valores democráticos.
Tanto es así que el régimen chino lo defiende ante el mundo. “China y Venezuela son buenos amigos y socios, e independientemente de cómo cambien las circunstancias internacionales, China continuará apoyando a Venezuela en la defensa de su soberanía y dignidad nacional, así como en el desarrollo económico y social del país”, aseguró el canciller chino Wang Yi en la reunión con el ministro de Relaciones Exteriores chavista Yván Gil, en Nueva York, en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Algún malpensado podría pensar que Beijing continuará exprimiendo los recursos naturales de los venezolanos y ahogándolo con su inconmensurable deuda.
También Maduro ha perdido la posibilidad de visitar antiguos aliados, aquellos que por diferentes simpatías preferían mirar para otro lado cuando se explicitaban -desde hace muchos años- las violaciones a los derechos humanos en Venezuela. Ellos son Lula da Silva, Gustavo Petro y Andrés Manuel López Obrador (AMLO), ya de salida. Sobre todo los dos primeros quedaron muy mal posicionados, a la intemperie, luego del megafraude del 28 de julio. Confiaban en alguna fibra democrática por parte del herederos de Hugo Chávez.