Una banda armada y $300 mil de rescate: los detalles del secuestro de película que sufrieron dos sanjuaninos en Chile

Si bien Tiempo de San Juan accedió a datos del caso, las fuentes se manejan con hermetismo y, por tanto, todavía no trascendió quiénes fueron las víctimas del golpe.

Cómo fueron las horas desesperantes que permanecieron en cautiverio hasta su liberación y quiénes participaron en el despliegue para traerlos de regreso a la provincia.

Momentos de tensión y dramatismo fueron los que vivieron dos sanjuaninos después de ser víctimas de un asalto y secuestro en Chile. El hecho ocurrió el martes por la noche y tuvo su desenlace, con las víctimas sanas y salvas, el miércoles durante la siesta. Es por ello que fueron más de 12 horas las que dos empresarios de la provincia, cuyas identidades son guardadas con recelo por las fuentes, permanecieron en cautiverio y en manos de una banda de delincuentes que aún no ha podido ser identificada por las autoridades trasandinas.

Según indicaron fuentes judiciales a Tiempo de San Juan, las víctimas son dos hombres de entre 40 y 45 años, uno de ellos dedicado al rubro de la construcción y el otro al comercio, quienes habían viajado a Santiago de Chile para pasear y hacer compras, junto a unas seis personas. Cerca de las 21 horas del martes, los mismos se separaron del grupo y salieron a recorrer la ciudad en busca de un restaurante y a bordo de una camioneta Volkswagen Amarok, cuando en un semáforo fueron sorprendidos por sujetos con armas de fuego.

Los delincuentes se apoderaron del vehículo y, de inmediato, maniataron y vendaron a los sanjuaninos, conduciéndolos a un sitio de paradero desconocido. Allí no sólo los amenazaron, sino también los golpearon provocándoles lesiones menores, según advirtieron las fuentes. Transcurrida la noche y durante la mañana del miércoles, los asaltantes usaron el teléfono celular de uno de los secuestrados para comunicarse con sus contactos y pedir un rescate. Fue así que dieron con un empleado de la empresa de uno de los rehenes y a éste le exigieron primero 150 mil pesos y, luego, una segunda transferencia por el mismo monto. Es por esa razón que el rescate terminó siendo de 300 mil pesos.

Este dato llamó la atención de las autoridades, ya que dejaron entrever que se trataría de inexpertos o bien de gente que no conoce el tipo de cambio y el valor de la moneda argentina, que es similar a la chilena. Lo cierto es que, después de varios llamados entre los captores y el entorno de las víctimas, sobre las 13.30, se realizó la última operación y dos horas más tarde fueron liberados. Los dejaron abandonados con su camioneta, aunque sin sus documentos y billeteras.

A pesar de las pocas precisiones que los damnificados pudieron ofrecer a Carabineros y a la Justicia de Chile, aún los malvivientes no fueron identificados aunque se sospecha que se trataría de una banda de venezolanos, dedicada al secuestro extorsivo de personas. Uno de los indicios con los que cuentan los investigadores, a partir de lo proporcionado por los sanjuaninos, es que la organización criminal también cuenta con la participación de al menos una mujer. Es que los secuestrados, mientras atravesaban su pesadilla, escucharon la voz claramente distinta a la de los hombres que habían actuado desde el principio.

Acorde consignaron las fuentes, el empleado que recibió el llamado de los secuestradores y se encargó de cumplir con los pedidos de los mismos dio aviso a las familias de las víctimas, las que se comunicaron con la Secretaría de Seguridad de la provincia. Ello activó el operativo para encontrarlos y traerlos de regreso a salvo. Lo primero que se hizo fue mantener contacto con el jefe de Carabineros del país trasandino y, a partir de entonces, se inició el rastreo de los teléfonos celulares, especialmente, el que estaba siendo usado para la extorsión.

Con la Justicia Federal Argentina actuando, con el fiscal Francisco Maldonado y el juez Leopoldo Rago Gallo; la Agencia Regional Cuyo de la Policía Federal; Gendarmería; y el secretario de Seguridad, sumado a las fuerzas chilenas, se marcaron las coordenadas de los dispositivos móviles y, antes de que pudieran concretar la localización, las víctimas fueron abandonadas. Por su parte, las familias de los sanjuaninos siguieron de cerca el rescate y fue el padre de uno de ellos el que más comprometido estuvo con la operaciones económicas que le salvaron la vida a su hijo.

Si bien este diario accedió a información exclusiva del secuestro de película, las fuentes se manejaron con total hermetismo al momento de ser consultadas por la identidad de los secuestrados. Fueron varias las fuentes que evitaron decir los nombres de los afectados que ya están en San Juan y que, pese a no contar con su documentación, pudieron con el aval de las autoridades chilenas y argentinas regresar al país.

 

Lo único que trascendió fue que son personas con alto poder adquisitivo, dueños de sus negocios, los que pasaron de tener un momento de diversión y disfrute a sufrir una verdadera pesadilla. Pese a los golpes que recibieron y el maltrato por parte de los captores, las fuentes indicaron que se encuentran en buen estado aunque todavía con terror por el episodio vivido.