Los intereses de la deuda son el eje del Presupuesto

Las pautas de recursos y gastos para 2025 presentado por el presidente Javier Milei tiene la característica de tener como centro un superávit primario

Por Roberto Cachanosky – Según la exposición del presidente en el Congreso el último domingo, primero se establece cuánto tiene que ahorrar el Estado, es decir, obtener superávit primario, y en base a eso se determina cuánto puede gastar después del pago de intereses de la deuda pública.

Por el lado del gasto, Milei afirmó que hay un gasto que no se puede bajar, como es el caso de las jubilaciones que se ajustarán por inflación, de manera que el ajuste sobre el resto de las partidas, en caso de no alcanzar los ingresos impositivos para generar el ahorro necesario previsto, tendrá que hacerse más flexible a la baja.

Lo novedoso de esta metodología es que el centro del presupuesto pasa a ser el pago de los intereses de la deuda pública.

Esta estrategia puede tener dos aspectos: evitar caer en default y, de esa forma, seguir fuera del mercado financiero internacional, lo cual le impediría acceder a fondos frescos; y/o evitar generar incertidumbre cambiaria y financiera que le haga saltar la tasa de inflación justo en el medio de un año de elecciones legislativas.

Las elecciones del 2025 definirán si Milei logra mejorar la presencia en Diputados, algo que de hecho va a ocurrir porque salvo José Luis Espert y Carolina Píparo que entraron en 2021 y tendrán que renovar sus bancas y que ambos pasaron a conformar parte de La Libertad Avanza, el resto ingresó en 2023 y por lo tanto tienen mandato hasta 2027. El tema es cuánto logra aumentar su representatividad legislativa como para poder tener mayor peso en el Congreso. Y para lograr ese objetivo tiene que evitar que la economía se le desborde antes de ese acto.

Otro de los conceptos que surgen de la presentación del Presupuesto es que los impuestos solo bajarán si la economía muestra un crecimiento sostenido. Un crecimiento circunstancial no sería suficiente porque podría derivar en un desequilibrio indeseado en las finanzas públicas.

El punto es si con la carga tributaria actual la economía puede tender al crecimiento sostenido. Desde 2011 que la economía no crece y, entre otros factores, la presión fiscal es el principal impedimento.

Así, se está en el dilema de siempre: Primero crecer y recaudar más y luego bajar impuestos o, primero bajar impuestos para crecer y recaudar más, pero estableciendo una política tributaria en la que muchos paguen pocos tributos en lugar de que pocos paguen muchos impuestos, como ocurre en el presente.

Luce raro el número de aumento de recaudación de los derechos de exportación. Según los datos proporcionados en la presentación del Presupuesto 2025, esa fuente tendría un aumento anual del 100%. Con el tipo de cambio aumentando 18% interanual y exportaciones creciendo al 9%, no queda claro ¿cómo se logrará semejante incremento?

Si el Gobierno espera que el campo aumente muchísimo su producción, tal vez se equivoque porque la rentabilidad del sector agrícola es muy finita. Y con rentabilidad muy baja, tipo de cambio atrasado y sin baja de derechos de exportación, luce poco probable que incremente fuertemente las cosechas. El momento de estimular una mayor siembra era ahora. Pero ya es tarde.

El otro punto por debatir es cuál será el motor que hará que la economía crezca el 5%. Solo podría ser por una cuestión estadística, dado que se estaría comparando contra un nivel bajo, tras la caída cercana a 4% prevista para el corriente año.

Mientras esté el control de cambios y el cepo, difícilmente, aunque esté el RIGI, se produzca un aluvión de inversiones, pese a que Milei dijo que ya están comprometidos USD 50.000 millones de inversiones, pero no aclaró en qué rubros.

La inflación del 18% implica una tasa promedio acumulativa mensual del 1,4%. Para lograr esa meta primero tendrá que quebrar el piso del 4% mensual que viene registrándose en los últimos 4 meses.

En síntesis, el Presupuesto 2025 tiene como principal objetivo generar el superávit primario necesario para hacer frente al pago de los intereses de la deuda pública y el resto del gasto y de los impuestos tendrán que acomodarse a ese objetivo principal. Dicho de otra forma, el crecimiento de la economía pasa a un segundo plano.