Javier Milei se pelea con todos impulsado por el hartazgo de la sociedad con los políticos

Este lunes, desde Corrientes, el presidente dijo que el Congreso “es un nido de ratas” y apuntó contra los políticos: “Son una mierda que la gente desprecia”

Este y otros cruces son el corazón de la batalla discursiva y cultural del Gobierno libertario.

Por Jonatan Viale – Voy a arrancar esta columna con una pregunta: ¿Por qué Javier Milei se enoja con todos?. Ricardo López Murphy; Carolina Píparo; Martín Llaryora; Maxi Pullaro; Horacio Rodríguez Larreta; Emilio Monzó; Nicolás Massot; Margarita Stolbizer; Martín Tetaz; Martín Lousteau.

¿Es real el enojo o es show? ¿Es genuino o es estrategia?

Este lunes, desde Corrientes, Milei dijo que el Congreso “es un nido de ratas” y apuntó a los políticos: “Son una mierda que la gente desprecia”. Este es el corazón de la batalla discursiva y cultural del gobierno de Milei.

 

A partir de ahí, esta es la lectura tradicional del periodismo y del círculo rojo: Milei está enojado. Milei se pelea con todos. Milei no construye alianzas. Milei no sabe hacer política. Milei se la pone de frente.

Hay una colección de enojos de Milei frente a las cámaras: contra Ricardo López Murphy -que fue uno de los últimos- pero también contra Píparo, María Eugenia Vidal, Carrió y Larreta, entre otros.

 

Hay una colección de enojos de Milei frente a las cámaras: contra Ricardo López Murphy -que fue uno de los últimos- pero también contra Píparo, María Eugenia Vidal, Carrió y Larreta, entre otros.

Muchos analistas se preguntan qué le pasa a Milei, por qué se pelea tanto. Por qué se enoja tanto.

La lectura que hace Milei es que la gente desprecia profundamente a la casta política y empatiza con él cuando habla mal de los políticos.

Según una encuesta de la Universidad de San Andrés, esta es la percepción que la gente tiene respecto de los principales actores e instituciones de la sociedad: El 74% de la sociedad tiene mala imagen del Congreso. El 77% tiene mala imagen de los sindicatos. El 76% tiene mala imagen del kirchnerismo. El 70% tiene mala imagen de los jueces. El 65% tiene mala imagen de los piqueteros. El 62% tiene mala imagen de la Iglesia. El 61% tiene mala imagen de los bancos. El 52% tiene mala imagen de los empresarios. El 55% tiene mala imagen de los periodistas.

La sociedad sigue operando en fase “Will Smith”, el actor que le pegó una .trompada a otro en la entrega de los Oscar. Así está la sociedad argentina: irritada, enojada, sensible, cansada, agobiada. La gente se siente descuidada; desprotegida; no contenida y no escuchada. La gente se siente subestimada, ninguneada, burlada, boludeada.

Entonces no quiere a ningún político cerca. Ni kirchnerista, ni peronista, ni radical, ni del PRO, ni socialista, ni comunista. Nada. Ergo, ¿qué hay que hacer?

Apropiarse culturalmente de esa bronca, de ese agotamiento. Esa la clave de la construcción discursiva y cultural de Milei. En palabras del propio presidente sería: guerra a la casta + motosierra + show.

Pero insisto con que el enojo no es únicamente con la corporación política. La sociedad está enojada con todas las élites de poder: Los políticos. Los jueces. Los sindicalistas. Los empresarios prebendarios. Los periodistas coimeros. Los artistas que viven del Estado.

Por eso, el concepto de “Lali Depósito”. Porque trabaja sobre el sentimiento de que hay un otro enganchado, entongado, enlazado, acomodado, al sistema. Milei intenta decir “vos estás mal porque hay un grupo pequeño y selecto que hace décadas vive del Estado robándole la plata a los pobres”.

¿Qué le pasa a la gente? Tiene bronca. La metáfora perfecta del estado de ánimo del argentino promedio es la película “Relatos salvajes”. Bombita Darín.

Pero la mejor frase es: “¿qué se siente ser un chorro?”. Eso es exactamente lo que siente la sociedad argentina. Eso decodificó Milei. La sociedad argentina está rota.

La gente está harta de no ser escuchada, de que la tomen por idiota. ¿Con quién? Con todo el mundo: con el político, con el juez, con el sindicalista, con el empresario, con el periodista, con el artista, con todo aquel sujeto político que se identifique como parte de “la casta” parasitaria que le roba su tiempo, su dinero y sus ganas de vivir.

Esta es la única explicación sociológica posible para que el presidente, aun haciendo el mayor ajuste de la historia en el menor período de tiempo, todavía tenga 56% de aprobación, según la última encuesta de Poliarquía. Según la consultora, bajó 2 puntos en enero de 58 a 56%, pero resiste.

¿Por qué? Porque evidentemente la sociedad comprende que del otro lado está el kirchnerismo y buena parte de la corporación política esperando para volver y recuperar sus cajas.

Gran parte de la sociedad todavía tiene paciencia porque comprende que del otro lado está lleno de chantas queriendo volver para seguir rompiendo todo.

Ellos creen que la sociedad argentina no recuerda que hace solamente dos meses una jubilada en Córdoba contó que se había quedado en la calle por la inflación que generó Sergio Massa para hacer su campaña presidencial.

Apenas 80 días después del cambio de gobierno, aparecen personajes como Guillermo Moreno que te quieren vender que los jubilados están mal por culpa de Milei.

Por supuesto que el actual Gobierno no colabora porque ha licuado todavía más las jubilaciones. Anoche dijo el ministro Caputo que recién en marzo habrá una recomposición y solamente del 30%. Te están dando un 30% desde marzo, cuando la inflación entre diciembre y febrero va a rondar el 80%. Con lo cual te están haciendo un agujero enorme.

Hoy en día, un jubilado está necesitando por lo menos $500.000 para no ser pobre. Con el aumento te podés ir a $136.000 más un bono. Quiere decir que más de 6 millones de jubilados van a estar ganando una quinta parte de la canasta para no ser pobres.

Es muy duro que licúen a los jubilados. Es insensible e injusto.

Ahora… escuchar a Guillermo Moreno y al kirchnerismo indignarse con esto da náuseas. Mucho más después de que Moreno dijera que Néstor Kirchner se compraba US$2 millones por mes.

Milei se sostiene porque tiene una colección de enemigos impresentables como, por ejemplo, el dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, que está enojado con el presidente porque dice que le robó su avión venezolano-iraní. Un avión de una empresa rarísima sancionada por EEUU por vínculos con el terrorismo. Con un piloto iraní, cuyo nombre coincide con un exoficial de la guardia revolucionaria.

Por estas cosas es que el presidente todavía es bancado por buena parte de la sociedad argentina.

A Milei lo sostiene la decadencia que tiene enfrente.

Ahora bien, el crédito no es eterno. El 56% del balotaje no es un cheque en blanco. Cuidado con creer que la paciencia es infinita. Toda paciencia tiene un límite. La sociedad argentina demostró ser madura, honesta, responsable y votó un cambio porque comprendió que no podía seguir viendo pasivamente cómo los políticos le robaban el país.

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El consejo con buena leche es que este Gobierno debe empezar a mostrar resultados porque los trabajadores, los jubilados y la clase media no tienen más espalda. No hay bolsillo que aguante cuando te duplican la prepaga, el colegio, los remedios, el colectivo, el tren, la nafta, el cable, Internet, el celular. Entiendan que la sociedad acompaña, pero también tiene que comer y viajar y curarse y educarse y ser feliz.

La sociedad dio muestras sobradas de que es capaz de sacrificarse todavía más por un cambio de fondo. No la defrauden porque habilitarían el regreso de los peores demonios.

Opiniones libres. Hechos sagrados.