Milei resiste en la opinión pública, aunque cae en el conurbano

El dato más relevante para el presidente que aportan las encuestas es que están desapareciendo los temores a una hiperinflación; el más negativo es la caída en la aprobación de su gobierno en el Gran Buenos Aires

Por Fernando Laborda – ¿Está el vaso medio lleno o medio vacío? La pregunta surge naturalmente cuando se intenta interpretar los más recientes resultados de los estudios de opinión pública que miden la imagen personal y de la gestión de Javier Milei. Lo cierto es que la última encuesta nacional de Poliarquía, realizada a dos meses de la asunción del primer mandatario, indica que la aprobación de la sociedad al gobierno nacional se mantiene en niveles elevados, aun cuando ese apoyo sea dos puntos menor que en enero, con un 56%, en tanto que la desaprobación subió del 39% al 42% en igual período.

De acuerdo con los autores de este estudio, dirigido por Alejandro Catterberg, el hecho de que la gestión gubernamental cuente aún con un respaldo del 56%, pese a las dificultades económicas y a la conflictividad política, debe ser considerado como un dato valioso para el Gobierno.

No obstante, ese número puede verse como no tan positivo si se lo compara con los niveles de aprobación y desaprobación que tenían anteriores gobiernos nacionales hacia el segundo mes de sus respectivas gestiones. Por caso, mientras la administración de Milei tiene hoy un diferencial entre aprobación y desaprobación de +14 puntos porcentuales, en igual lapso de gestión presidencial, Alberto Fernández tenía 40 puntos más de valoración positiva que negativa, Mauricio Macri obtenía 32 puntos más y Cristina Kirchner alcanzaba en su segunda presidencia 41 puntos más.

Un dato más que favorable, según Poliarquía, es que el fantasma de la hiperinflación empieza a desaparecer en las expectativas de la sociedad, a pesar del 20,6% de aumento en el índice de precios al consumidor registrado en enero. En tal sentido, mientras que al asumir Milei la presidencia de la Nación el porcentaje de la población que percibía muy altos niveles inflacionarios en el futuro se ubicaba en el 84%, hoy esa porción de las personas encuestadas se ha reducido al 57%.

En contrapartida, comienza a aparecer como un problema central la caída del poder adquisitivo de la gente y el inicio de un ciclo recesivo por cuyo impacto surgen no pocos temores en la sociedad. La economía familiar sigue, de acuerdo con la encuesta de Poliarquía, muy golpeada. A tal punto que más de la mitad de la población (51%) admite que no llega a fin de mes, ya que no le alcanza el dinero y tiene dificultades para cubrir sus gastos. Del mismo modo, solo el 17% cree que es un buen momento para realizar compras, uno de los valores más bajos de los últimos cuatro años.

Sin embargo, algunos otros datos pueden dar cuenta del vaso medio lleno. Si bien apenas el 11% de los encuestados considera que la situación del país es buena, la evaluación negativa cae seis puntos en el último mes y alcanza al 62%, 11 puntos menos que el máximo porcentaje al que se llegó en octubre de 2023. Y las expectativas frente al futuro continúan siendo magras, pero exhiben una leve recuperación: desde que asumió Milei, crecieron 13 puntos, al tiempo que la presunción de que la economía mejorará dentro de un año pasó al 45%, el valor más alto en los últimos cuatro años, de acuerdo con Poliarquía.

Hay, no obstante, algunos datos que deberían preocupar a Milei. vinculados con tres segmentos de la sociedad en los cuales la aprobación presidencial está cayendo con más fuerza. Concretamente, el nivel de aprobación de su gestión experimentó una caída de 13 puntos (del 57% al 44%) en el nivel socioeconómico bajo, una baja de 8 puntos (del 58% al 50%) entre la población mayor de 50 años de edad y un descenso de 10 puntos (del 47% al 37%) entre los habitantes del Gran Buenos Aires. Paliar el problema que representa el descenso del poder adquisitivo de los jubilados y el de los sectores de más bajos ingresos que hallan dificultades para desplazarse en medios de transporte públicos se plantea, así, como uno de los desafíos más inmediatos para el Gobierno.

Respecto del reto que significa el Gran Buenos Aires, la más reciente encuesta de CB Consultora, llevada a cabo entre el 13 y el 17 de febrero en 24 municipios del conurbano bonaerense entre 15.200 casos, consigna que Milei ha sufrido una caída generalizada de su imagen positiva en los partidos de esa región, presentando una imagen negativa superior a la positiva en casi todos los municipios, con excepción de Tigre, San Isidro y Vicente López.

Su imagen positiva más elevada se encuentra en Tigre, con el 52%, mientras que la más baja se registra en Almirante Brown, con el 33,5%, en tanto que el municipio donde más cayó respecto de diciembre es el de Moreno, donde registra el 36,9% de opiniones favorables y ocho puntos menos que en diciembre.

La explicación acerca de la caída en la imagen de Milei en el conurbano que aporta Cristian Buttié, director de CB Consultora, es que los habitantes de sus municipios aparecen como los mayores perjudicados por las políticas del Gobierno, por cuanto estaban acostumbrados a no sufrir aumentos en las tarifas del transporte. El analista opina que, en ese sentido, el conurbano puede ser un caldo de cultivo para un conflicto social si no se visualiza un plan de contingencia, aunque el momento clave para definir esa situación se producirá hacia junio, una vez que se cumplan 180 días de la actual gestión presidencial.

Un hecho no menor es que, según el estudio de esta consultora, la caída en la imagen de los dirigentes en el Gran Buenos Aires no se limita a Milei. Sobre un total de 24 intendentes medidos, solo cinco registran una mejora en los dos últimos meses, con Fernando Gray, de Esteban Echeverría, a la cabeza. Los 19 restantes exhiben una caída en igual período, siendo Fernando Espinoza, de La Matanza, quien más descendió: 5,1 puntos.

Quizás uno de los datos más valiosos para Milei resulte el amplio respaldo de la sociedad a la necesidad de recortar gastos del Estado, que de acuerdo con Poliarquía llega al 66%, aunque ese apoyo se reduce al 53% si el ajuste implicase tarifas más altas o aumentos en el costo del transporte público.