Desaprobados en la Escuela de Policía de Tucumán: un fracaso educativo doloroso y revelador

El legislador radical José Cano analizó los bochazos masivos en el ingreso a la Policía, donde desaprobaron 1386 de 1400 aspirantes. "Es solo la punta del iceberg", advirtió, y alertó que "el estado de la educación es crítico".

La reciente desaprobación masiva de 1386 aspirantes de 1400 para ingresar a la Escuela de Policía en Tucumán desató una polémica que no debería sorprender a nadie y nos debe dolor a todos.

Este incidente no es aislado, es un reflejo de la falta de oportunidades ligada no solo a la condición económica, sino también a la limitada proyección laboral de los egresados de las escuelas estatales. Los egresados de esas escuelas sólo pueden aspirar a trabajos mal remunerados y/o precarios. Esa es la visión de futuro con la que nuestros chicos salen de la escuela secundaria.

Este hecho se replica en el ámbito universitario, donde cientos de jóvenes se quedan en el camino debido a una formación académica previa deficiente, haciendo que el acceso a la universidad pública sea inalcanzable para muchos. Estas deficiencias educativas son evidentes desde 2013, cuando se implementaron las pruebas Aprender, que revelaron un deterioro constante en los aprendizajes de los niveles primarios y secundarios.

 

Escuela de policía y evaluación: una radiografía de la educación tucumana

La situación educativa en Tucumán es crítica. El masivo aplazo de aspirantes a la policía es solo la punta del iceberg. Este resultado es el producto de años de abandono, con contenidos curriculares sin revisión, cargos sin cubrir, aulas sin docentes y escuelas en pésimas condiciones edilicias.

La falta de indicadores de calidad educativa revela que los estudiantes egresan sin poder alcanzar los objetivos generales, como la comprensión y redacción de texto o cálculos matemáticos básicos.

Estos planteos no son azarosos, están evidenciados en datos concretos de las pruebas Aprender 2022, donde más del 60% de los chicos de escuelas públicas en nivel medio tienen mal desempeño en Matemáticas, y más del 50% tienen un desempeño básico en Lengua. Todo esto, es resultado de desatender a toda la comunidad educativa, desde la falta de revisión de contenidos hasta la inacción posterior a la pandemia, donde las autoridades educativas optaron por maquillar la gravedad de la situación académica antes que abordarla.

Que sean los docentes quienes planteen la necesidad de programas de alfabetización, dentro del mismo sistema, es una muestra del estado de emergencia en el que vive la educación tucumana.

 

La realidad educativa tucumana: un fracaso que impacta en todos los niveles

En esta crisis educativa en Tucumán, el estado de la educación es crítico y se ha agravado después de la pandemia por la inacción de quienes debían dar respuesta. A pesar de los datos alarmantes, las autoridades eligen ignorar los resultados de las pruebas Aprender y PISA, en lugar de utilizarlos para mejorar la educación.

En los últimos años, el ámbito educativo se ha visto influenciado por decisiones políticas electorales, focalizándose más en aspectos administrativos descuidando las cuestiones pedagógicas. El estado actual de la educación en la provincia es crítico, el problema no radica exclusivamente en la evaluación, sino en el abandono sistemático que ha afectado al sistema educativo.

Es necesario y urgente una reevaluación profunda de la educación secundaria, la evaluación de los Centros de Formación Docente y el redireccionamiento de fondos para capacitar a los docentes en servicio. Urgiendo a la Ministra de Educación, Susana Montaldo, a convocar a una mesa de diálogo, estoy convencido de que la salida de esta crisis no puede ser individual. La solución es con la participación de todos los sectores involucrados. Primero, hay que reconocer la gravedad del fracaso y actuar ahora para modificar los resultados futuros.

Tucumán no tendrá ciudadanos de derecho si no se prioriza la efectividad de los aprendizajes.