Distintos sindicatos ya manifestaron su preocupación y reclamaron “diálogo y responsabilidad”. Consideran que los trabajadores no se pueden hacer cargo de Aerolíneas Argentinas, como dijo Milei.
La CGT, luego de su apuesta total a Sergio Massa, con críticas a Javier Milei incluidas, se encuentra recalculando movimientos, con cada sector atendiendo su juego de acuerdo a sus intereses. Incluso, con dirigentes sindicales dispuestos a tomar contacto con miembros de la próxima administración, para conocer de primera mano qué se puede llegar a ver a partir del próximo 10 de diciembre con La Libertad Avanza a cargo del gobierno nacional.
Públicamente, la central avisó que si hay recortes de derechos gremiales se tomarán medidas, y mostró inquietud por el posible recorte de la obra pública.
Pero, por lo bajo, desde el entorno de un peso pesado de la calle Azopardo le señalan a PERFIL que la idea es mantener la guardia en alto y esperar para ver qué tipo de propuestas finalmente lleva adelante el presidente electo.
“Obviamente hay preocupación, pero la idea es mantener la unidad y no caer en la desesperación de antemano”, plantean, con otro eje: la dirigencia gremial debe transmitir certezas y, por el momento, la única que tiene a disposición es que si La Libertad Avanza va contra las conquistas sindicales habrá resistencia. “Como lo hicimos históricamente”, dicen cerca de un experimentado cuadro.
Con ese telón de fondo, según supo este medio, Julio Piumato, la máxima autoridad de la Unión de Empleados Judiciales de la Nación, tiene la idea de reunirse con el futuro ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, en los próximos días. Si se concreta ese encuentro, será la primera foto de relevancia entre un referente de la CGT y un integrante de la futura gestión.
Otros dirigentes por lo pronto planean aguardar algunos días más antes de concretar alguna reunión porque aparecen consternados por algunos dichos del próximo jefe de Estado. Es el caso del líder del sindicato que representa a los trabajadores de la construcción, Gerardo Martínez, de la Uocra, uno de los principales armadores de la central Azopardo, que se mostró en desacuerdo con terminar con la obra pública.
El dirigente estuvo antes de las PASO con Milei, un encuentro en el que conversaron sobre el seguro de desempleo del gremio, y mantiene un perfil dialoguista. Eso no le impidió advertirle al economista que la obra pública no es un gasto “sino una inversión”, y reclamó “diálogo y responsabilidad” entre todos los actores involucrados en la construcción. “Este tema se debe convertir en un acuerdo de política de Estado que apuntale el desarrollo estratégico de nuestro país”, expresó.
En otro plano, el moyanismo ya enseñó los dientes, a través de dos dirigentes de suma confianza de Pablo Moyano, triunviro cegestista. Graciela Aleña, de Trabajadores Viales y con silla en el consejo directivo de la CGT, es una: avisó que comenzarán las asambleas en los próximos días y amenazó con cerrar pasos fronterizos si hay recorte de obras.
Mientras que Juan Pablo Brey, de Aeronavegantes, quien es secretario de deportes de la central obrera, opinó que Aerolíneas Argentinas no puede estar en manos de los trabajadores, como dijo el próximo presidente.
“Es una empresa que está saneando sus finanzas, pero todavía tiene un subsidio del Estado porque es una firma que cumple una función social. Cambiaría totalmente su función si se les da a los empleados pero no tiene el subsidio”, evaluó.