Hace una década estaba sumida en la crisis, pero hoy la economía de Grecia es un boom

Es una de las economías de más rápido crecimiento de Europa y, aunque los inversores y turistas acuden en masa al país, los recuerdos de las medidas de austeridad aún están frescos para los griegos.

La crisis financiera que azotó a Grecia hace una década casi lleva a la quiebra a la empresa de ascensores de Skouros. Los años de durísima austeridad impuesta por los rescates internacionales que recibió el país fueron demoledores, dice Skouros, porque paralizó por completo los nuevos desarrollos inmobiliarios. Pero ahora la recuperación económica avanza a toda marcha.

“Durante la crisis, lo único que queríamos era sobrevivir”, dice Skouros, con el sonido de las máquinas de sus talleres tronando de fondo. “Ahora somos rentables, y hay tanto trabajo que nos cuesta encontrar empleados para cubrir la demanda”.

Abrumada por una deuda que no podía pagar, hace una década Grecia estuvo al borde de quedar fuera de la eurozona, pero hoy es una de las economías de más rápido crecimiento de Europa. En reconocimiento explícito del giro dado por el país, las calificadoras de riesgo vienen mejorando sostenidamente su valuación de la deuda griega, lo que abre la puerta a la llegada de grandes inversores extranjeros.

La economía de Grecia está creciendo al doble del ritmo del promedio europeo, y el desempleo, que sigue siendo elevado (11%), está en su nivel más bajo en una década. El turismo regresó masivamente, alimentando el auge de la construcción y de nuevos puestos de trabajo. Las multinacionales como Microsoft y Pfizer están invirtiendo en el país, y los bancos, que casi habían colapsado, pudieron sanear sus cuentas y el crédito se reestableció, en beneficio de la economía en su conjunto.

Pero Grecia todavía enfrenta graves riesgos. Su montaña de deuda se redujo, pero representa el 166% del PBI y se ubica entre las más altas del mundo. Además, el índice de morosidad de los préstamos bancarios es mayor que el promedio europeo, y las estrecheces de la austeridad siguen vigentes para muchas personas, agravadas por una inflación indomablemente alta y fogoneada por la guerra de Rusia en Ucrania.

El primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, un político conservador pro-empresa, fue reelegido en junio por abrumadora mayoría: el electorado le atribuye el mérito de impulsar la recuperación mediante la reducción de impuestos y de la deuda. El gobierno simplificó la burocracia para las empresas y aumentó el salario mínimo. De hecho, Grecia incluso está devolviendo antes de lo previsto el dinero del rescate internacional.

Mitsotakis celebró que Grecia haya recuperado el favor de los inversores. “Jamás permitiré que revivamos el trauma de una quiebra nacional”, dijo un día después de la última mejora de la calificación crediticia del país.

Grecia se convirtió en el centro de la crisis de deuda de Europa después de la implosión de Wall Street, en 2008. Irlanda, Portugal y Chipre también debieron recurrir a rescates internacionales. Pero la peor situación se vivió en Grecia: entre 2010 y 2015, necesitó tres paquetes de rescate por un total de 343.000 millones de dólares, que venían condicionados a durísimas medidas de austeridad: los salarios y las jubilaciones sufrieron drásticos recortes, la economía se contrajo un 25%, y cuando cerraron los bancos, cientos de miles de empresas tuvieron que bajar la persiana. En 2013, casi un 30% de los griegos estaban desempleados.

“Nos habría gustado que la austeridad fuera más suave, pero fueron medidas de supervivencia”, apunta Yannis Stournaras, exministro de Finanzas griego, director del Banco Central de Grecia y miembro de la junta del Banco Central Europeo (BCE). “Grecia tuvo que tomar estas medidas difíciles para poder sobrevivir”.

Grecia recién salió de los estrictos controles fiscales de los programas de rescate en 2018, y las medidas que ha tomado el gobierno desde entonces se ganaron la confianza de la Unión Europea. En 2021, las autoridades de Bruselas aprobaron otros 30.000 millones de euros para inversiones climáticas en Grecia, parte de un esfuerzo más amplio para impulsar las economías de la UE después del confinamiento por la pandemia.