Lenta pero inexorablemente, la droga fue entrando en Tucumán. En pocos años pasó de ser una noticia de tapa cuando se descubría a algún traficante en la provincia, a una parte más de la agenda cotidiana, a tal punto que casi cada operativo policial, por el motivo que fuera, incluye el hallazgo de un kiosco dedicado al narcomenudeo.
Pero la droga nunca llega sola, la aprehensión del comisionado rural de Villa de Medinas, Diego Figueroa, puso otra vez en el centro de la escena una actividad ilícita: el secuestro extorsivo. En los últimos cinco años, justamente en relación con el avance del narcotráfico y del microtráfico de drogas, esta modalidad delictiva se instaló en un lugar destacado en la agenda de los investigadores y en las estadísticas criminales.
El funcionario que se preparaba para asumir su segundo mandato en las próximas semanas fue apuntado como el líder de una banda que en diciembre pasado secuestró a dos jóvenes para exigir un rescate de $ 9 millones. Los defensores de algunos detenidos rechazaron los cargos. Informaron que en realidad todo se trató de una supuesta estafa.
Según dijeron , pretendían recuperar la millonaria inversión que habían realizado al comprarle bolsas de azúcar al padre de las víctimas, quien nunca entregó el producto. Aseguraron que presentarán papeles para demostrar la maniobra. “Pueden decir lo que quieran, privar de la libertad a tres personas, mantenerlos retenidos y exigir el pago de un rescate, es secuestro extorsivo”, indicó un investigador.
El primer caso que sacudió a Tucumán ocurrió el 6 de febrero de 1987 en pleno Barrio Norte, y fue el secuestro del empresario Rafael Berardi. Los captores comenzaron a llamar a sus familiares para exigir el pago de U$S 2 millones para liberarlo.
Por una serie de errores, el rescate no pudo ser entregado y el cuerpo del hombre de 60 años fue hallado 15 días después a la vera de la ruta 30. El ex juez federal Jorge Parache acusó a Jorge Munir “El Loco” Saade, Roque Di Paoli (falleció cuando lo estaban por detener), Giorgio “Chacho” López y Demetria Helena “Elenita” Sarmiento. Los señalados nunca afrontaron un tribunal y el caso quedó impune.
31 años después los tucumanos volvieron a sorprenderse con una noticia por un hecho de estas características, lo que no implica que no se hayan registrado otros. En abril de 2018, un grupo comando secuestró a Margarita Toro, sospechada de dirigir una red de narcomenudeo en Villa 9 de Julio
Sus familiares pagaron $ 500.000 para que la liberaran. El fiscal federal Pablo Camuña llevó adelante la investigación y logró desarticular la banda que estaba integrada por los líderes de “La Inimitable”, la barra brava de Atlético. Todos sus miembros fueron condenados en un juicio abreviado.
Hubo otros casos vinculados al submundo del narcotráfico que nunca fueron esclarecidos. Por ejemplo, el de Gonzalo Figueroa. El joven fue secuestrado en diciembre de 2019 en la esquina de 25 de Mayo y Chile y liberado horas después en Santiago del Estero. La víctima dijo que los delincuentes le pedían que sus familiares pagaran $ 800.000 que había conseguido por la venta de un camión.
Los investigadores siempre sospecharon que lo habían capturado por una cuestión de drogas. No se pudo avanzar mucho porque la víctima fue asesinada un año después, muerte que provocó una ola de venganza protagonizada por Miguel “Miguelón” Figueroa, investigado por droga, que está acusado de cometer tres homicidios.
Una semana después, un grupo ingresó a una vivienda del barrio Ampliación Los Vallistos y se llevó a Jorge “Manzanita” Ríos, ex pareja de Nilda “La Cabezona” Gómez y exigieron el pago de $ 250.000 para liberarlo. La víctima, que fue condenada por una causa de drogas, nunca confirmó si abonó el rescate. La causa no avanzó.