En pleno repunte del COVID-19, China reabre sus fronteras después de 3 años

China levantó las reglas de cuarentena obligatorias para los viajeros entrantes y permitió que sus ciudadanos salieran al extranjero, lo que ha provocado una oleada de regresos. La medida se produce en medio de una oleada de COVID-19 en todo el país, que ha avivado la preocupación mundial.

 

A partir del 8 de enero, los visitantes internacionales pueden ingresar a China continental y ya no necesitan someterse a una cuarentena controlada en los hoteles. La reapertura de la frontera equivale al paso final en el desmantelamiento de la política de reducción a cero COVID que ha golpeado la economía del país y ha provocado graves sufrimientos entre la población.

Si bien los visitantes que ingresan aún deben presentar un resultado negativo de la prueba PCR dentro de las 48 horas posteriores a la salida, la relajación de las restricciones de viaje transfronterizo antes del año nuevo lunar de China fue bien recibida por muchos que no han visto a sus familias durante casi tres años bajo las draconianas restricciones contra COVID-19. El 8 de enero, se formaron largas filas en el aeropuerto internacional de Hong Kong para vuelos hacia Beijing y otras ciudades importantes del continente luego de que la antigua colonia británica permitiera a las personas cruzar la frontera con china continental sin ser sometida a cuarentena.

Los turistas de China continental se preparan para viajar al extranjero. El 8 de enero, las autoridades chinas también reanudaron la emisión de pasaportes y visas de viaje para los residentes del continente. Beijing también ha establecido cuotas para el número de personas que pueden viajar entre Hong Kong y China cada día.

Pero no se prevé que los viajes vuelvan rápidamente a los niveles anteriores a la pandemia debido a la escasez de vuelos internacionales y a otros factores. Japón, en diciembre de 2022, anunció que limitaría los vuelos de las aerolíneas con destino a China como parte de sus medidas de control fronterizo para los viajeros procedentes de este país, en respuesta a un aumento de las infecciones en la nación.

 

Preocupaciones globales

China está afrontando un brote masivo que aún no ha alcanzado su punto álgido. El principal organismo sanitario de China ha dejado de publicar datos diarios sobre las infecciones y solo ha reconocido un pequeño número de muertes desde principios de diciembre de 2022, cuando el régimen se retractó bruscamente de su política de reducción a cero tras las protestas que se produjeron en todo el país.

Pero se estima que hasta 248 millones de personas, o el 18 por ciento de la población del país, contrajeron el virus entre el 1 y el 20 de diciembre del año pasado, según un memorando de la reunión interna del regulador de salud filtrado en Internet y confirmado por los medios de comunicación. Los funcionarios locales y los expertos en salud nacional estimaron que la tasa de infección probablemente superó el 50 por ciento en varias provincias y alcanzó el 80 por ciento en Beijing.