Massa busca acelerar la desinflación en el comienzo de 2023: ya bajó el ritmo de devaluación y las tasas de interés

En diciembre el índice también podría ubicarse por debajo del 5%. En los meses de verano el Central tendrá que salir a absorber un billón de pesos para no correr riesgos de mayor presión cambiaria. Los mercados empiezan a apostar al “trade electoral”

La “desinflación” es el gran desafío que enfrenta el mundo para el 2023 que comienza. No por nada fue elegida por la revista The Economist como la palabra clave para el año que comienza. Sergio Massa, tiene el mismo desafío a la hora de enfrentar el año electoral: el ministro de Economía tiene claro que sería casi imposible llegar con chances a la elección presidencial si no se produce una baja significativa de la inflación y, al mismo tiempo, una recuperación de los salarios reales.

A fuerza de recuperación de reservas y un manejo fiscal mucho más responsable, algunos resultados empezaron a llegar. En noviembre la inflación bajó de más de 6% a 4,9% y en diciembre podría estar nuevamente por debajo del 5 por ciento. El objetivo sería mantener niveles similares en enero y lograr la baja de un escalón adicional en febrero, a valores ya más cercanos al 4%, algo factible porque se desinflan los precios relacionados vinculados al turismo, la gastronomía y la indumentaria.

La ventaja es que en 2023 no aparecen en el horizonte un “shock” como el que provocó la invasión de Rusia a Ucrania. No se esperan grandes saltos en los precios del petróleo y tampoco en los valores del trigo y en general de los alimentos. La lucha contra la inflación en la Argentina, de todas maneras, excede largamente el impacto de estos factores externos.

En Economía celebraron que el cierre del año llegó además con el cumplimiento anual de metas comprometido ante el Fondo Monetario Internacional. El déficit fiscal primario habría cerrado en 2,44% de PBI, levemente abajo del 2,5% que se había estipulado y deberá reducirse a 1,9% en 2023. Las reservas netas terminaron U$S 440 millones arriba de la meta, a partir de la fuerte liquidación conseguida con el tipo de cambio especial para sojeros, primero en septiembre y luego en diciembre.

La inflación se estacionó en niveles de 5% y el objetivo del Gobierno seria que baje otro escalón, más cercano al 4%, para febrero. La “bomba de pesos”, que son los pasivos monetarios del Central y la deuda del Tesoro, pone en duda que se logre desacelerar la inflación a lo largo de 2023

Diciembre terminó además con algo de “sintonía fina” en materia de política financiera y cambiaria. El mes que acaba de concluír mostró una baja notoria del ritmo de devaluación del tipo de cambio oficial, que pasó a 5,5% en las últimas semanas contra picos de casi 7% del mes previo.

 

Menos tasa

Al mismo tiempo también hubo una reducción de tasas por parte del Tesoro. En la última licitación de bonos del año las tasas pasaron de 89% anual pagada hace dos semanas a 84% anual para los vencimientos de abril. En la lectura del mercado, el próximo paso sería una reducción de la tasa de política monetaria, que actualmente se ubica en 75% anual para las Leliq (más de 104% anual de tasa efectiva).

La baja en el ritmo de devaluación y de tasas va en línea, además, con el intento de bajar la indexación de la economía. Aunque los congelamientos nunca sirvieron, el objetivo del programa Precios Justos es avanzar hacia una menor “nominalidad” de la economía. Pero para eso es fundamental reducir las expectativas de inflación, algo que todavía no está claro que se haya logrado.