Estados Unidos y la OTAN se desesperan por armar a Ucrania y reabastecer sus agotados arsenales

En Ucrania, precisamente ese tipo de guerra europea que parecía inconcebible se está comiendo los modestos arsenales de artillería, municiones y defensas aéreas de la alianza militar

A nueve meses del inicio de la guerra en Ucrania, esa falta de preparación esencial de los arsenales de Occidente ha desatado una desesperada carrera para abastecer a Ucrania de las armas que necesita y al mismo tiempo reconstruir los arsenales de la OTAN. Y como ambos bandos en pugna están consumiendo armas y municiones a un ritmo sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial, la competencia por el nivel de reservas de armas se ha convertido en un frente crítico, que hasta podría resultar decisivo para el esfuerzo bélico de Ucrania.

Es que según los altos funcionarios de la OTAN, la cantidad de artillería que se está consumiendo en Ucrania es alucinante. En Afganistán, por ejemplo, las fuerzas de la OTAN podrían haber disparado hasta 300 rondas de artillería por día sin tener que preocuparse por las defensas aéreas. Pero Ucrania llega a disparar miles de rondas por día y sigue desesperada por conseguir defensas aéreas contra los misiles y drones de fabricación iraní que lanzan los rusos.

“Un día en Ucrania es como un mes, o más, en Afganistán”, dice Camille Grand, experta en defensa del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores y hasta hace poco tiempo subsecretaria general de inversiones en defensa de la OTAN.

Según un alto funcionario de la OTAN, en las batallas de hace un par de meses en la región del Donbass, los ucranianos disparaban entre 6000 y 7000 rondas de artillería por día, y los rusos entre 40.000 y 50.000.

Para entender la dimensión de esas cifras, basta recordar que Estados Unidos tiene capacidad de fabricar apenas 15.000 rondas de artillería por mes.

Así que Occidente ahora corre para encontrar armas cada vez más escasas de la era soviética que Ucrania pueda usar, incluidos misiles tierra-aire S-300, blindados T-72, y sobre todo proyectiles de artillería de calibre soviético.

Occidente está tratando de encontrar sistemas alternativos, aunque sean todavía más antiguos, para sustituir las menguantes reservas de los costosos misiles de defensa antiaérea y los Javelins antitanques. También ha tentado a las industrias de defensa occidentales con contratos a largo plazo, a cambio de que contraten más personal para trabajar a doble turno y renueven las viejas líneas de producción de sus fábricas. Y ha propuesto comprarle municiones a países como Corea del Sur para reponer el stock que envía a Ucrania.

Incluso están debatiendo que la OTAN invierta en viejas fábricas instaladas en la República Checa, Eslovaquia y Bulgaria para relanzar la fabricación de proyectiles de calibre soviético de 152 milímetros y 122 milímetros para abastecer las piezas de artillería de Ucrania, que son mayormente de la era soviética.

Pero los obstáculos son tan numerosos como las soluciones propuestas.

Los países de la OTAN han hecho aspavientos de sus modestos envíos a Ucrania de artillería occidental avanzada, que utiliza proyectiles de 155 milímetros, el estándar de la alianza atlántica. Pero los sistemas de la OTAN rara vez están certificados para usar rondas de municiones producidas en otros países de la propia OTAN, cada uno de los cuales suele fabricar sus proyectiles de manera diferente: así los fabricantes de armas se aseguran de ser ellos mismos quienes provean las municiones para sus armas.