Las “estaciones policiales” del régimen chino generan alarma en Europa y hay al menos seis operando en América Latina

Beijing ha instaurado más de 30 comisarias en el mundo, alegando que su única función es ayudar a sus ciudadanos con trámites y papeleos.

Pero también admiten que sirven como centros de inteligencia, además de presionar a “fugitivos” para que regresen al país

Desde el año 2018, China no ha tenido ningún problema en reconocer que han comenzado a instalar “estaciones de servicio policial” en varias ciudades del mundo, que van desde Buenos Aires hasta Tokio, las cuales tienen la función de supuestamente ayudar a los ciudadanos chinos con su tramites legales y “recopilar inteligencia” de sus compatriotas en el extranjero.

Este año, la policía de la ciudad china de Fuzhou, anunció que ya se han establecido 30 de estas estaciones policiales a nivel internacional, destacando la presencial de al menos seis de ellas en América Latina.

En la región, se destacan dos estaciones en Ecuador, una en Quito, capital del país y la otra en Guayaquil. Mientras que en Chile se regista una de estas oficinas en la ciudad costera del Viña del Mar, muy cerca de la capital, Santiago.

En el caso del lado atlántico del cono sur, hay otras tres estaciones, dos en Brasil, situadas en las ciudades de Rio de Janeiro y Sao Paulo, mientras que en la capital argentina, Buenos Aires, también existe la presencia de una de estas comisarías chinas.

En un principio, la comunidad internacional no le prestó mucha atención a esta situación, pero en las últimas semanas han cobrado gran relevancia despertado la alarma entre los gobiernos europeos que ya desconfían de la creciente influencia extraterritorial del régimen de China.

La organización benéfica de derechos humanos, Safeguard Defenders, publicó una primera revisión detallada sobre estas oficinas de la policía china en septiembre.

El informó motivó a que los Países Bajos declararan ilegales dos de esas instalaciones en Amsterdam y Rotterdam y ordenaron su cierre.

Irlanda seguió esta acción y tambió exigió el cierre de otra oficina en Dublín. Mientras que el ministro de seguridad del Reino Unido, Tom Tugendhat, aseguró este mes ante el Parlamento británico que los informes de las estaciones policiales chinas eran “extremadamente preocupantes”.

Por supuesto que el régimen de Beijing ha negado que las estaciones de servicio policíal en el extranjero tengan algún papel de vigilancia. Sin embargo, la policía local de Qingtian declaró con orgullo que el “trabajo de la policía extranjera” iban desde “ayudar” a los compatriotas con el papeleo hasta “recopilar inteligencia”.