Una empresa tucumana construyó su propia estación ferroviaria para desviar el Belgrano Cargas

Mientras los ramales del ferrocarril casi en desuso tienen cercada la Capital tucumana y sigue postergada la demanda federal del corredor biocéanico, la firma tucumana invirtió para desviar el tren a su propia estación de cargas en su planta de procesamiento.

La empresa tucumana Paramérica inauguró recientemente su propio desvío ferroviario del tren Belgrano Cargas a su planta de procesamiento en San Felipe, a 35 kilómetros de San Miguel de Tucumán sobre la Ruta Nacional 38, desde donde afianza su liderazgo en el comercio de porotos negros y además comercializa granos, limones y azúcar. A partir de una inversión de dos millones de dólares, erigieron el desvío del tren hacia su propia estación ferroviaria mientras el microcentro de la Capital tucumana sigue sitiado por el cinturón de hierro que lo rodea, luego de que el mismo tren Belgrano Cargas embistió un auto falleciendo sus dos ocupantes la semana pasada en Villa Muñecas, y sigue pendiente el corredor biocéanico, otra de las deudas del federalismo siempre proclamado y nunca correspondido.

«Contamos con oficina de Aduana y SENASA, más una balanza habilitada por INTI, además de personal propio para la tarea de consolidado. Cuando un contenedor sale de la planta de Paramérica va precintado y homologado con destino directo a puerto, sin intermediarios. De ahí la enorme importancia que le dimos a esta posibilidad de tener nuestra propia estación del tren Belgrano Cargas. Es algo que realmente jerarquiza nuestra infraestructura y fortalece nuestra performance competitiva. Apenas advertimos la oportunidad, nos pusimos en campaña para concretarlo. Hoy ya está en pleno funcionamiento», aseguró Marcelo Ruiz, uno de los Directores de la empresa y de Grupo Ruiz, en El Liberal, de Santiago del Estero.

Las obras para desviar el ferrocarril incluyeron la nivelación de terreno, colocación de rieles y la construcción de un puente para salvar un accidente geográfico que presentaba un canal derivado del río Lules, entre otras tareas, y además debieron invertir en una grúa especial para movimiento y carga de contenedores, una balanza para pesaje de vagones y un mayor stock de contenedores. Luego de las autorizaciones legales, administrativas y contractuales correspondientes, la construcción de esta bifurcación demandó casi ocho meses de trabajo y una inversión de us$2.000.000, a cargo de Paramérica.

«Esta obra representa un importantísimo agregado de valor para todos los clientes de Paramérica, pues reduce tiempos y costos de logística. Pero, también es estratégico para otras unidades de negocios del Grupo, pues ya hemos despachado desde nuestra estación ferroviaria, por ejemplo, dos cargamentos de azúcar orgánico de Ingenio San Isidro. Esto no es casual sino, por el contrario, responde a una decisión más general a la cual venimos dándole forma desde hace algunos años. La de contar con una estructura profesional centralizada altamente capacitada en procesos logísticos y comerciales de exportación y que da soporte a toda unidad de negocio del Grupo que se dedique a exportar productos agrícolas, ya sean comodities o manufacturados», remarcó Ruiz.