Cocaleros arriban a Urujara después de recorrer 115 kilómetros

Los cocaleros llegaron hasta las puertas de La Paz y dieron plazo al Gobierno para que cierre el mercado ilegal de Arnold Alanes

Los calambres y las ampollas diezmaron las filas cocaleras. Las mujeres fueron las más afectadas en el último tramo de Pongo a Urujara, el punto de salida e ingreso a la ciudad de La Paz. A pie pelado, miles de campesinos tomaron la carretera que une la sede de Gobierno con el norte del departamento. De ese modo llegaron hasta el último punto a las 18:15 de la tarde, aproximadamente, y mañana en la mañana reemprenderán su caminata rumbo al centro de La Paz.

El duro rostro del cocalero contrasta con su carácter alegre, mientras sostiene una bandera blanca con la imagen de una hoja de coca. No busca pelea ni levanta improperios, solo busca que el Gobierno respete la Ley 906 que fue elaborada por el propio Ejecutivo y mande a cerrar el mercado ilegal que abrió Arnold Alanes.

La emisora de los yungueños, radio FM Bolivia, fue la que acompañó cuatro días de caminata desde las 03:00 hasta casi medianoche en una transmisión ininterrumpida con música y testimonios de las marachistas principalmente, mujeres que se atrevieron a salir desde sus pueblos a reclamar sus derechos.

“Es contundente la movilización, no solamente los cocaleros, el Gobierno está mintiendo a otros pueblos como Achacachi. Los aymaras, los quechuas, jamás vamos a dejarnos sojuzgar, no nos puede manejar como a sus conejos, hay hambre, no hay trabajo y cuando pasa eso el pueblo se levanta”, dijo el veterano dirigente campesino Lino Villca, quien era un aliado del MAS en el Parlamento.

Los 4.700 metros sobre el nivel del mar (msnm) de La Cumbre jugaron una mala pasada a los marchistas, quienes sufrieron descompensaciones que los puso en el suelo. Campesinos enfermos con diabetes o hipertensión arterial no midieron esfuerzo y la enfermedad de base no fue impedimento para que caminen los cuatro días.

Las numerosas bajas obligaron a la marcha a reducir la velocidad, pues los mareos hicieron estragos en las mujeres campesinas que se desvanecieron en las proximidades de la represa de agua de Incachaca y fueron atendidas por voluntarias que acompañaron a los caminantes desde su salida el domingo.

Varios vehículos fueron improvisados como centros de salud ambulantes y todos los que sufrían calambres eran evacuados, incluso dos camionetas de la patrulla caminera de la Policía también ayudaron a evacuar a los heridos.