Cristina Kirchner lo miró a los ojos, le tomó la cara y le sonrió, como orgullosa. Después le dio un abrazo afectuoso, distinto a los que les dispensó a otros dirigentes. Nadie hubiera dicho, frente a esa escena entre la vicepresidenta y Juan Grabois -segundos antes de que ella subiera el sábado a la noche a la tarima para hablar en Juncal y Uruguay- que el líder piquetero estaba a punto de generar un quiebre con el oficialismo.
Pero, a menos que el Gobierno tome una medida económica que los persuada de hacer lo contrario, el espacio que responde a Grabois romperá con los interbloques del Frente de Todos, tanto en Diputados como en las legislaturas bonaerense y porteña. Es una decisión prácticamente consumada, que se terminará de confirmar el domingo en el congreso partidario del Frente Patria Grande, el brazo político asociado al Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), la organización social de Grabois, que nuclea a unas 50.000 personas, fundamentalmente cartoneros y productores agrícolas.
Grabois lo anunció ayer en declaraciones al diario Página 12. “Se olvidaron de los que no tienen nada, de los jóvenes abandonados, los indigentes, los sin tierra, ni techo ni trabajo”, dijo. La ruptura en el ámbito legislativo responde al ajuste que se encaró desde el desembarco de Sergio Massa al Ministerio de Economía. El espacio del líder piquetero esperaba que, aún cuando se encarara un plan de estabilización, hubiera alguna medida de alivio destinada a contener a la economía popular y a los desocupados. “Una para el otro lado”, venían diciendo cerca de Grabois.
El Frente Patria Grande tiene tres diputados nacionales (Itai Hagman, Natalia Zaracho y Federico Fagioli) una legisladora porteña (Ofelia Fernández) y una diputada en la provincia de Buenos Aires (Lucía Klug), además de concejales en varias provincias del país. Todos ellos formarían sus propios bloques legislativos, aunque no dejarían la coalición del Frente de Todos. “Nos da más autonomía para tomar decisiones y plantear diferencias”, dijo que en los últimos días un importante referente del espacio. “No nos vamos del frente de Todos, solo armamos bloques propios en las legislaturas”, subrayó.
Grabois no tiene un cargo público. Pero Fernanda Miño, de su espacio, es funcionaria en el Ministerio de Desarrollo Social como Secretaria de Integración Socio Urbana (a cargo de la urbanización de villas). Ella no dejará su cargo.
Relación con Cristina
La decisión de romper con los interbloques, sin embargo, no cambiaría el vínculo de cercanía que Grabois cultivó con Cristina Kirchner. “La relación con ella no se modifica”, dijo un referente cercano al líder piquetero. Grabois está dentro del selecto puñado de dirigentes que tiene llegada directa a la vicepresidenta. Es una circunstancia que lo diferencia fuertemente de otros referentes de movimientos sociales aliados al MTE, como el Movimiento Evita, que en cambio tienen una notoria disputa con el kirchnerismo. Uno de los tantos matices que existen en el oficialismo.
Eso explica por qué Grabois asistió el sábado a Recoleta a protestar contra el vallado que colocó la Ciudad en la cuadra del edificio de Cristina Kirchner (y enfrentó a la policía porteña), pero este lunes se movilizó en reclamo por el Salario Básico Universal, su principal bandera. “No hay una contradicción”, diría él después.