La UE decidió restringir las visas a los rusos y el Kremlin respondió con cortes de gas

El proceso de visado será “más difícil y más largo”, los turistas rusos no pueden tener vacaciones en Europa “cuando el Ejército de ese país comete masacres en Ucrania”, afirman

Prolongando la gigantesca pulseada que los enfrenta desde la invasión a Ucrania, la Unión Europea (UE) decidió este miércoles endurecer la obtención de visas para los todos los rusos, aunque se contuvo, sin embargo, de una interdicción más severa propiciada por algunos países miembros. Moscú respondió blandiendo su arma de predilección: suspendió la entrega de gas que llega al bloque por el ducto NordStream 1, “por razones de mantenimiento”, y cesó en forma total el suministro a Engie, la empresa francesa de energía, “por falta de pago”.

Reunidos en Praga, los ministros europeos de Relaciones Exteriores, decidieron suspender el acuerdo de flexibilización del régimen de visas con Rusia, aun cuando evitaron tomar medidas mucho más rigurosas. Según el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, los 27 reconocieron que las relaciones con Moscú “no podían permanecer sin cambios” y que, el acuerdo, concluido en 2007, debía ser “totalmente suspendido”.

Tras la reunión informal, que se realizó en el Centro de Congresos de Praga, Borrell confirmó que la decisión hará “más difícil y más largo” el proceso de obtención de visados para los ciudadanos rusos.

“Esto reducirá considerablemente el número de visas entregadas por los Estados miembros”, dijo.

En una concesión a los miembros de la UE que habían solicitado medidas más estrictas, el jefe de la diplomacia europea afirmó que los países limítrofes con Rusia “pueden tomar medidas a nivel nacional”. Borrell precisó, sin embargo, que dichas disposiciones deben conformarse a las reglas del espacio Schengen -que establece la libre circulación de personas y mercaderías-, y destacó la importancia de que miembros de la sociedad civil rusa continúen viajando a la UE.

Antes de la reunión, Polonia y los tres Estados bálticos (Estonia, Letonia y Lituania) habían dado a conocer su intención de prohibir totalmente la entrada de viajeros rusos, si el conjunto de la UE no lo decidía así. En una declaración común, los cuatro países declararon que la suspensión del acuerdo era “una primera etapa necesaria”.

“Pero debemos limitar en forma drástica el número de visas entregadas. Sobre todo las turísticas, para reducir el flujo de ciudadanos rusos en la UE y el espacio Schengen”, agregaron.

Según el texto, la medida adoptada debería comportar excepciones “para los disidentes, así como para otros casos humanitarios”.

“Hasta que dichas medidas sean puestas en práctica a nivel del bloque, nosotros estudiamos la eventual introducción, a nivel nacional, de medidas temporarias de prohibición de visado o de restricción de cruce de fronteras para los ciudadanos rusos titulares de visas europeas”, dicen los cuatro países citados.

En vísperas de la reunión de Praga, Rusia advirtió que tomaría medidas de represalia.

“Poco a poco, Bruselas, como las capitales europeas, muestran una ausencia total de sentido común (…) Esa irracionalidad, que raya la locura, permite que sean debatidas semejantes medidas. Se trata de una decisión muy grave contra nuestros ciudadanos, que no quedará sin respuesta”, lanzó el vocero del Kremlin, Dimitri Peskov.

Pero la respuesta del Kremlin ya había sido anunciada el día antes, el 26 de agosto por Gazprom, el gigante de la energía ruso: cortar “en forma total” el suministro de gas que llega a Europa por el ducto NordStream 1 -en principio durante tres días a partir de ayer- “por razones de mantenimiento”. Según un comunicado difundido por la empresa estatal, la suspensión responde a trabajos en una estación de compresión, situada en Rusia. NordStream 1 conecta directamente los campos gasíferos siberianos al norte de Alemania, desde donde el gas es luego exportado a otros países europeos.