El corte del gas ruso aumenta el temor a un gran apagón en Europa

Problemas preexistentes en el sistema y la medida impuesta por el Kremlin hacen pensar el peor escenario. Los expertos demandan decisiones urgentes ante la esperada falta de energía en el invierno

Los gobiernos europeos ya tenían como hipótesis la posibilidad de un gran apagón energético. Preocupados para un evento sin electricidad en el continente para 2025, Austria fue el primero en echar la alarma hace poco menos de un año. Sin embargo, en ese momento no estaba en agenda una invasión de Rusia a Ucrania.

En octubre pasado, el Gobierno austríaco detalló que un escenario de 15 días sin ningún tipo de energía eléctrica era una posibilidad real. Por ello, lanzó una campaña de concienciación para que toda la población supiera cómo prepararse y actuar si finalmente llega ese momento.

Pero nadie tenía tan en claro que fuera cierta la concreción de la guerra que se desató el 24 de febrero en el continente. A casi 6 meses del inicio de la agresión rusa a la soberanía ucraniana, la dependencia de los países europeos al suministro energético de Moscú ha multiplicado un escenario a oscuras.

El aviso, el viernes pasado por parte del gigante gasista ruso Gazprom, de cortar las entregas de gas ruso a Europa a través del gasoducto Nord Stream 1 vuelve a la pesadilla de los cortes y falta de suministro. La energética dirigida desde el Kremlin interrumpirán durante tres días, del 31 de agosto al 2 de septiembre, por razones de “mantenimiento”.

Los analistas advierten a partir de algunos hechos recientes. Una serie de cortes de suministro podría ser solo el comienzo. Los expertos avisan del creciente peligro de apagones. Los proveedores de energía entienden que ocurre un apagón cuando las ciudades, regiones o países permanecen sin electricidad durante varias horas o incluso días, lo que conduce a una falla en la infraestructura.

Recientemente, los espectadores del estadio Ernst Happel de Viena, que asistían al partido entre Austria y Dinamarca, tuvieron que encender las linternas de sus teléfonos por un corte de energía durante el cotejo de la Liga de la Naciones. En este caso, un conector estropeado por fuertes lluvias dejó sin energía eléctrica por un gran rato al estadio, reflejando la inestabilidad del sistema.

En julio, no muy lejos del estadio, los visitantes del parque de diversiones Prater quedaron atrapados involuntariamente en la rueda de la fortuna y las montañas rusas. Poco después, el suministro eléctrico volvió a faltar, esta vez afectando a los distritos de Leopoldstadt, Meidling, Währing y Hernals. Y a principios de agosto, 140.000 hogares en el Tirol se quedaron repentinamente sin electricidad.

A fin de Julio, otra interrupción masiva en el sureste de Londres, en el Reino Unido, pudo ser resuelto por la asistencia eléctrica desde Bélgica. Con este preludio, las autoridades británicas adelantaron que esperan que varios días de invierno en los que el frío podría combinarse con la escasez de gas, provocaría apagones organizados para la industria e incluso los hogares.

Según el último “peor escenario razonable” contemplado por parte del gobierno británico, el país podría enfrentarse a un déficit de capacidad eléctrica que supondría una sexta parte de la demanda máxima, incluso después de que las plantas de carbón de emergencia se hayan puesto en marcha.Con temperaturas inferiores a la media y la reducción de las importaciones de electricidad de Noruega y Francia un escenario con cuatro días de emergencia eléctrica en enero en podría activarse, en especial para conservar gas.

El presidente de la Sociedad Austriaca para la Prevención de Crisis, Herbert Saurugg, de acuerdo a lo reflejado por el diario alemán Süddeutsche Zeitung, dijo que “”debido a los desarrollos de los últimos diez años y la escalada actual en muchos niveles, se espera un evento de este tipo en los próximos años, siendo realistas incluso en el próximo invierno”

Para el experto, que toma como acelerador la guerra en el continente, “en el mejor de los casos, solo veremos escasez de energía, es decir, cierres planificados del área. Pero también podría empeorar”. Haciendo cálculos, la Universidad Johannes Kepler de Linz, proyecta que si la energía fallara en Austria durante 24 horas, el daño económico sería de al menos 1.200 millones de euros.

“Según el ejército, la probabilidad de que haya un gran corte de energía nacional en Austria en los próximos cinco años es casi del 100 por ciento”, dice Rainer Will, director general de la Asociación de Empresas Minoristas de Austria, al mismo medio alemán.

Al cuadro de situación deben agregarse los bruscos cambios climáticos. Las condiciones meteorológicas extremas con rayos, fuertes lluvias y tormentas están causando inconvenientes severos a los operadores de las redes eléctricas de toda Europa. Eventos de este tipo traen caída de postes, lineas, rayos sobre las centrales, inundación de cámaras, entre otras. Además, los trabajos de reparación después de las tormentas interrumpen la energía una y otra vez.