La economía de Chile va rumbo a un precipicio. La incertidumbre en los mercados ante la falta de confianza en las políticas del gobierno del presidente izquierdista, Gabriel Boric, y el avance histórico del dólar al anotarse una cotización de 876,30 frente al peso chileno empujan al país a un abismo.
Con una inflación acumulada de 6,1 % en lo que va de 2022 y de 11,5 % en los últimos 12 meses –la cifra más alta desde hace 28 años– junto al aumento de hasta diez pesos de la divisa estadounidense cada semana, el alza de los precios de los alimentos, bebidas no alcohólicas y transporte dirigen al peso chileno a una debilidad inevitable.
“El pesimismo ante una posible recesión económica se ha tomado los mercados. La moneda estadounidense complica aún más los esfuerzos por controlar la inflación que golpea con fuerza el bolsillo de los consumidores”, destaca el medio chileno La Tercera.
Los dos shocks sobre la moneda local –estallido social y pandemia– han afectado su valor con respecto al dólar. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ya lo percibe. Según la instancia, el panorama proyecta una “ralentización de la economía chilena”. Ningún organismo internacional arroja esperanzas. De hecho, Chile también cayó en el Informe de Competitividad Global de la escuela de negocios de Suiza (IMD), donde ocupa el puesto 45, descendiendo un peldaño con respecto al año pasado. Es su peor resultado desde 2005, cuando ocupó el puesto 19 en un ranking de 63 países.
La nueva baja se debe al empeoramiento del resultado en la categoría de “eficiencia del gobierno”, donde pasó de la posición 20 a la 30. Solo si la nación lograr «disminuir la incertidumbre institucional, mejorar la seguridad pública y asegurar el estado de derecho» verá mejoras.
Las recomendaciones del IMD son un desafío para la administración de Gabriel Boric, hundida en la volatilidad de los mercados que propicia su prometida reforma tributaria, plagada de ideas socialistas, la cual apunta a “una distribución más justa de la riqueza que le permitirá a Chile ser un país más cohesionado, más justo y equitativo, y así podrá crecer mejor».