Acceso a becas y cargos universitarios motivan a dirigentes a «eternizarse»

Los analistas políticos consideran que hay universitarios que han hecho de la dirigencia estudiantil una forma de vida para beneficiarse económicamente.

El Legislativo inicia una fiscalización y universidades temen por su autonomía

La estadía de Max Mendoza por 33 años en la universidad y su cuestionada dirigencia nacional de más de 10 años ha desatado nuevamente la polémica sobre los “dinosaurios” en las casas de estudios superiores. El hecho cobró relevancia la semana pasada después de la muerte de cuatro estudiantes de la Universidad Tomás Frías, de Potosí, durante un congreso estudiantil. Otras 70 personas resultaron heridas.

Dos especialistas y autoridades universitarias coinciden que han convertido estos cargos en una forma de vida por los réditos económicos, políticos y una especie de “trampolín” para acceder a un cargo dentro de las universidades y hasta del Gobierno.

“A estos dirigentes no le interesa terminar una carrera porque tiene un modo de vida donde ganan más que profesionales en este país. Se quedan porque el sistema lo permite y acceden a recursos económicos, poder y posición social siendo dirigentes universitarios arriba de 50 años”, afirmó el analista político Paul Coca.

Desde el punto de vista sociológico, Wilmer Machaca ha observado de cerca cómo se administra la Federación Universitaria Local (FUL) en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA). Explicó que, si bien los dirigentes no reciben un salario, existen otros recursos con los que llegan a favorecerse, como el porcentaje de la matriculación anual, los aportes voluntarios por carreras, acceso a distintas becas, alquileres de ciertos ambientes a terceros, desembolso de proyectos que nunca llegan a concretarse, entre otros.

La falta de fiscalización al manejo de recursos económicos de los estudiantes y del Estado ha fomentado las malversaciones dentro de la institución.

En la mayoría de los casos, la administración de los recursos no logra revisarse por la falta de normativa y por el “espejismo” del cogobierno. Es decir, las asambleas no son convocadas para realizar una rendición de cuentas o en estos encuentros imperan las pugnas y camarillas que cansan a los universitarios.

“Yo recuerdo que en la gestión de Eduardo Caba se habló de la compra de buses, viajaron a México, dijeron que los buses ya estaban llegando, pero nunca aparecieron”, mencionó Machaca que también cursa la carrera de Ingeniería de Sistemas.