Contrabandistas se valen de cambio de turnos para cruzar la frontera de Brasil con mercadería

Corumbá, ciudad fronteriza con Puerto Quijarro ofrece las condiciones para el comercio ilegal. Bajos precios, variedad de marcas, logística para el transporte y contactos para perforar los controles en Bolivia

El constante paso de camiones y vagonetas que llegan de Corumbá (Brasil), y se filtran, sin control,
por uno de los tres carriles que hay en el puesto fronterizo. Solo las personas de a pie deben hacer
fila y mostrar sus documentos si buscan salir o entrar a Bolivia.
Los mayoristas dan detalles de cómo cruzar al lado boliviano, los pallets, que según la marca y el
tamaño oscilan entre los 150 y 324 paquetes, de cerveza en lata.
Otra comerciante hace notar que el mejor momento para cruzar la mercadería es cuando se dan los
cambios de turno en el puesto de control en Puerto Quijarro y en los que están en el tramo Puerto
Quijarro-Santa Cruz.
-Cuando se dan los cambios de turno de los militares o de los técnicos aduaneros, están cansados y
con sueño. Es ahí que se debe aprovechar para cruzar a toda velocidad. Nadie controla, asegura la
vendedora.
Un comerciante de ropa -que tiene contacto con los mayoristas brasileños- remarcó que el mejor
horario es a las 5:00, cuando se cargan las vagonetas Noha, con los pallets de cerveza que van
escondidos en el piso, entre el suelo y los asientos.
Un chofer que me lleva de Corumbá a Puerto Quijarro, cuando le consulto que quiero pasar cerveza,
se ofrece. Asegura que en su vagoneta puede pasar hasta dos pallets y que por paquete me va a
cobrar un boliviano.
-Tengo contactos con los ‘pacos’. Es con ellos el negocio. Lo importante es llegar tempranito
cuando están haciendo el cambio de turno. Ahí nadie controla. Todos están cansados, asegura.
La otra opción es usar un desvío que justamente nace en el Cementerio Santa Cruz y permite llegar
al lado boliviano sin cruzar por el puesto de control. Se trata de un camino de ripio de unos 90 km
que permite salir directamente a la localidad de Yacuses.
Una vez ahí, los camiones descargan las cajas de cerveza, para ser nuevamente cargadas en
diferentes vagonetas que parten rumbo a la capital cruceña y al interior del país, particularmente al
Chapare cochabambino.

“Si aparece algún tipo de control, se trata de soldaditos a los que se les da comida y un poco de
dinero y no dicen nada”, precisa el chofer que por Bs 20 te deja en Puerto Quijarro