La inflación no da señales de moderarse, y los ahorristas argentinos lo saben. Por eso en las últimas semanas, los pequeños ahorristas volvieron a posar el ojo en un instrumento bancario que nunca terminó de generalizarse: el plazo fijo UVA indezado por inflación. Las colocaciones por esta no son promocionadas por los bancos ni logran convencer del todo a ahorristas acostumbrados a plazos más cortos de inversión. Pero como cada vez que la inflación muestra señales de complicarse y el dólar se mantiene relativamente calmo, ganan terreno.
En los primeros seis días hábiles de marzo, el stock de depósitos a plazo fijo UVA creció $7.357 millones. Es una aceleración respecto a los $6.745 millones que habían crecido en mismo plazo de febrero, o frente a los $1.915 millones respecto de mismos días de enero.
En lo que va del año, el stock aumentó en $39.513 millones, o un 21,4 por ciento. Se trata de saldos que al ajustar por la inflación aumentan constantemente en términos nominales, de no mediar retiros de depósitos. Pero el crecimiento bien por encima del 8,05% acumulado de inflación en los primeros tres meses del año muestra que la suba responde a mayor interés por parte de los ahorristas que destinaron fondos frescos a cubrirse de la inflación.
Hasta el momento, la apuesta parece sensata. En lo que va del año los dólares paralelos -dólar libre, contado con liquidación, dólar MEP- retroceden. Además, el Banco Central aceleró la suba de dólar oficial, pero el movimiento que le imprime es un ritmo de avance anualizado que siempre se mantiene por debajo de la tasa de interés, en el 42,50%. Y la tasa de interés, a su vez, está por debajo de una inflación que supera el 50% interanual.
Así. quienes colocan pesos en depósitos indexados por inflación vienen gozando con creces del veranito cambiario que regaló hasta el momento el pico de precios de materias primas agropecuarias y la mejora de expectativas por la inminencia de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que parece estar diseñado para poco más que evitar un nuevo salto cambiario.
Con todo, los plazos fijos UVA siguen siendo una porción marginal de los depósitos bancarios. Se trata de colocaciones de al menos 90 días de plazo, en ese sentido más lejanas al paladar del ahorrista minorista. Y los bancos no los impulsan, ya que la demanda de crédito ajustado por UVA es poco menos que nula y tampoco hay tantas inversiones en las que colocar esos depósitos.
Por eso hay sólo $233.000 millones colocados a plazos fijos con ajuste UVA frente a casi $5 billones de plazos fijos tradicionales -más que nada de empresas. Pero según datos de First Capital Group, en febrero los plazos fijos UVA crecieron 11% frente al 6,3% que avanzaron los tradicionales.
Para quienes le temen a los 90 días de plazo existen versiones precancelables de plazo fijo UVA en las que, en caso de una urgencia, el ahorrista puede retirar el dinero pasados los 30 días aunque con un castigo en el rendimiento: quien retira antes del vencimiento se lleva, apenas, una tasa del 36,50%, bien por debajo del plazo fijo tradicional que paga 41,5% en la actualidad.