En Chile, que la semana pasada decretó el estado de emergencia en su frontera, se ha reforzado la presencia militar y se han limpiado y rehecho las zanjas que separan la localidad fronteriza de Colchane de la vecina Bolivia. Trabajos que no todos ven con buenos ojos:
– «Es fuerte, porque, por este lado es peligroso pasar, con ese zanjón así. Porque hay muchos niños que van a tratar de ingresar a Chile», comentaba un ciudadano venezolano.
Una visión diametralmente distinta a la de las autoridades, como el general Marcos Jaque:
– «Si queremos hacer un balance, yo creo que ha sido positivo. Ya no se ve gente, por lo menos en la comunidad de Colchane. Todo aquel personal extranjero ya ha sido redireccionado hacia otros lados».
Colchane, que tiene algo más de 1 300 vecinos, quedó totalmente desbordada tras la llegada de más de 1 500 migrantes, la mayoría procedentes de Venezuela, a principios de febrero. Su alcalde, que se quejó de los daños colaterales de la declaración del estado de emergencia, valora, sin embargo, positivamente la limpieza de la zanja