Palpalá, San Pedro, Libertador El Carmen, Perico y otros centros poblados de la provincia, se sumaron a los muy poco empáticos vecinos de la ciudad Capital, donde la seguidilla de estruendos se prolongó por bastante más de media hora.
Pese a la prohibición de venta, se supone que quienes hicieron uso de la pirotecnia sonora, la adquirieron fuera de los límites de la provincia.
A las cero horas del 25, poco importaron las campañas desplegadas por asociaciones civiles, protectoras de animales, vecinalistas y ciudadanos que bregan por los derechos de las personas a las que los estruendos afectan sobremanera. También los animales, en particular los perros, sufren con los desmesurados ruidos provocados por lo que para muchos es una diversión.
Las ordenanzas vigentes en casi todas las jurisdicciones municipales prohíben el uso, tenencia, acopio, exhibición, fabricación y expendio de toda clase de productos de pirotecnia sonora y en algunos casos, abarca tanto sonora como lumínica. Por este tema, se mantuvieron reuniones con integrantes de las fuerzas de seguridad y organismos del Estado provincial para evitar la venta.