Los argentinos tienen experiencia en el intento de preservar el valor de su ingreso en la paradoja económica que podría definirse como «ahorrar consumiendo», y a lo largo de los años los autos 0 km, por ejemplo, formaron parte esa idea.
El año que se va deja una fotografía en términos de aumentos de precios que permite pensar que la película de 2022 puede ser muy distinta y de acción.
En el último año las «prendas de vestir y calzado» subieron, según los datos del INDEC, un 62,8% superando con comodidad a la inflación que terminaría en 52% y a los precios de los alimentos que van por 50,5%.
Restaurantes y hoteles aumentaron 63,4%, casi lo mismo que un jean, en lo que se podría considerar las «subas venganza» que se dieron en muchos rubros después de haber quedado retrasadas por la pandemia y las cuarentenas.
Hasta acá lo que se nota es el fracaso de la estrategia oficial de atrasar el precio del dólar con el fin de frenar los precios de productos comercializables internacionalmente. Según la medición oficial, este año los «bienes» subieron 53% mientras que los «servicios» (tradicionalmente aumentan más en tiempos de atraso cambiario) lo hicieron en «solo» 44,76%.
La nominalidad de la economía argentina es estremecedora y se confronta con la política oficial de atrasar variables clave que, como la historia lo demuestra, en algún momento se tomarán venganza.
Así, mientras el dólar mayorista que supera los $102 subió 22,7% en el último año, el rubro «vivienda, agua, electricidad, gas y otros» se puso en línea con un aumento promedio de 29,4%, del dólar blue que rondaba los $200 en la previa de la Noche Buena.
Hasta acá lo que se nota es el fracaso de la estrategia oficial de atrasar el precio del dólar con el fin de frenar los precios de productos comercializables internacionalmente. Según la medición oficial, este año los «bienes» subieron 53% mientras que los «servicios» (tradicionalmente aumentan más en tiempos de atraso cambiario) lo hicieron en «solo» 44,76%.
El podio de aumentos 2021 quedaría así resuelto: jeans y autos con más de 60% de suba aventajaron con comodidad al dólar blue (29%) y al precio de la nafta (¿habrá que comprar bidones para anticiparse a la suba?) y a las tarifas de luz, gas y agua que tuvieron el mencionado aumento promedio de 29,4%.
En la Argentina de economía insólita la inflación supera 50%, el principal instrumento de ahorro de la clase media, el dólar, el 29%, y la tasa de interés que debería ser un vehículo eficiente para favorecer el ahorro en pesos está en 37% anual.
Comprar un jean o un bitcoin (la suba fue sideral pero de una variabilidad reservada para expertos o audaces sin límite) estuvo en línea con el aumento de 62% del índice de acciones Merval, el cual logró despegarse de la pronunciada debilidad de los bonos argentinos que hoy valen en torno de los US$35 cuando en 2020, después del canje «exitoso», arrancaban por encima de los US$50, una caída de 30% en dólares que pone en evidencia, una vez más, el desprecio oficial por el cuidado del crédito público.