Por desconfianza, el 80% de los ahorristasno deja plata en bancos

Lo mismo ocurre en las apuestas financieras a través de fondos comunes de inversión.

Argentina está atrapada en la trampa del corto plazo. Por la alta inflación persistente y las dudas sobre el futuro de la economía, tanto ahorristas como inversores priorizan la inmediatez y temen apostar su dinero por un plazo más largo que un mes.

No sólo los plazos promedios de las colocaciones de los bancos están en mínimos en los últimos 11 años, sino que lo mismo ocurre en las apuestas financieras que se hacen a través de fondos comunes de inversión y es un escollo que encuentra el Gobierno en el mercado de deuda: aunque la economía necesita una mirada de mediano término, para salir del cortoplacismo, los inversores demandan instrumentos que paguen más tasa.

Según un informe de la consultora Quantum, liderada por el ex secretario de Finanzas, Daniel Marx, puso el ojo sobre los riesgos que esta predilección por la inmediatez financiera tiene para la economía local. Si se toma en cuenta el stock de pesos en los bancos, el 60% de los depósitos en moneda local aparece registrado en una cuenta corriente o caja de ahorro, mientras que el 40% restante fue invertido en un plazo fijo.

El 80% de los ahorristas que invierte en un plazo fijo prefiere colocar su dinero a un plazo menor a 59 días. Al mismo tiempo, «el plazo promedio de los depósitos es 22 días , el mínimo de la serie que comienza en 2010″, señalaron en la consultora. Para elaborar este promedio se tomaron en cuenta todas las colocaciones, incluidas las de caja de ahorro y cuenta corriente en las que » se supone que el plazo es a 1 día», aclararon en el informe.

«Se registró una recuperación entre fines de 2017 y marzo de 2019, con un plazo promedio que llegó a 35 días. En cualquier caso, la serie larga muestra una tendencia decreciente, espejo de la persistente caída en la demanda de dinero -asociada a la inflación creciente y a la devaluación del peso- con consecuencias sobre las posibilidades de financiamiento a los distintos sectores de la economía», remarcaron los economistas.

En agosto último, la tasa de los plazos fijos ( clavada en el 37% anual) logró ganarle a la inflación mensual por primera vez en doce meses. Sin embargo, distintos aumentos previstos para septiembre impactaron en los precios y se estima que el IPC del noveno mes del año, que el Indec dará a conocer este jueves, ronde el 3%, por lo que las colocaciones en los bancos volverían, en el mejor de los casos, a salir empatadas con la inflación.

Pero la desconfianza no es sólo de los ahorristas. Dentro del mercado financiero, el segmento de fondos comunes de inversión se vuelve cada vez más «transaccional»: mientras que en 2018 los fondos «money market», que invierten un porcentaje importante de su cartera en depósitos a plazos fijos, representaban el 40% de las colocaciones, en la actualidad alcanzan el 80% del total de los activos bajo administración.

«Este movimiento se puede explicar en parte por las consecuencias del reperfilamiento de las Letras del Tesoro a mediados de 2019, pero también por la tendencia hacia el corto plazo de las carteras de los agentes de la economía», explicaron en Quantum.

A su vez, esta búsqueda de la inmediatez por parte de ahorristas e inversores, complica los planes del Tesoro para financiarse, sin mediar asistencia del Banco Central, mediante colocaciones de deuda en el mercado local.

Mientras en el primer semestre del año la cartera de Martín Guzmán logró estirar los plazos promedios de sus colocaciones a 635 días, la incertidumbre asociada al proceso electoral de la segunda parte del año hizo que este promedio se reduzca a 235 días en agosto y septiembre último.

«La reducción del plazo promedio en distintos mercados indica el alto costo de mantener inversiones en activos en moneda local. La contracara es que, para aumentar el plazo promedio, se debería pagar una tasa en pesos superior o convalidar un rendimiento esperado más alto a través de instrumentos ajustables por inflación y/o tipo de cambio», remarcaron economistas de Quantum.

«Esta situación lleva a adaptar continuamente la oferta de instrumentos a la demanda -menú y características- para evitar que se reduzca la tasa de roll-over de los vencimientos y al mismo tiempo lograr financiar el déficit», advirtieron.