Emisión, inflación y pandemia

1 de cada 3 billetes de $ 1000 se imprimió en el último año

De los 1184,5 millones de horneros en circulación, 443 millones de unidades (37%) se incorporaron en los últimos 12 meses. El 17% del total de billetes corresponden al de mayor denominación.

El Gobierno nacional ha criticado en más de una oportunidad que los billetes lleven la figura de animales autóctonos. Pero 3 de cada 4 horneros que circulan y 1 de cada 3 yaguaretés fueron emitidos bajo la presidencia de Alberto Fernández.

La impresión de billetes en la última década saca a relucir una realidad que los oficialismos han preferido esconder o, al menos, maquillar. Los altos niveles de inflación registrados en los últimos años llevaron a la impresión de billetes de mayor denominación y fueron haciendo que los de menor denominación pierdan terreno o incluso, desaparezcan.

A lo largo de todo 2020 y durante los primeros 9 meses de 2021, el Ejecutivo dio rienda suelta a la impresión de billetes buscando así morigerar los efectos de la pandemia. El año pasado el Banco Central (BCRA) emitió más de $ 2 billones para asistir al Tesoro, mientras que en lo que va del corriente año ya le envió otros $ 960.000 millones.

Tal vez el dato que mejor refleje la aceleración inflacionaria actual y la pérdida de poder adquisitivo de los pesos sea el hecho de que la mayor parte de esa impresión se concentró en los billetes de $ 1000. El ritmo de impresión fue tal que la Argentina debió acudir a la importación de billetes provenientes de Brasil.

Según datos del Banco Central, a mediados de septiembre del año pasado había en circulación 741,5 millones de billetes con la figura del hornero. Un año después, esa cifra ascendió a 1184,5 millones de unidades. De esta manera, 1 cada 3 billetes de $ 1000 en circulación (un 37,4%) fue impreso durante los últimos 12 meses.

En ese período, la cantidad de billetes de $ 1000 trepó en 443 millones de unidades, marcando un incremento de casi un 60%.

Sigue la emisión: ya equivale a 8 obeliscos por día

Si se amplía un poco más el espectro, puede verse que el total de billetes con la figura del hornero era de 312,3 millones en diciembre de 2019. Esto significa que el incremento acumulado bajo la gestión de Alberto Fernández es de 872,2 millones de unidades (un 279%), haciendo que 3 de cada 4 billetes de $ 1000 fueran puestos en circulación bajo su administración.

Además, los 872,2 millones de horneros emitidos en los últimos 21 meses superan de forma considerable a las 312,3 millones de unidades que se habían impreso en los primeros dos años de vida de ese billete, que salió a la calle en diciembre de 2017. Es decir, de cada cuatro billetes de $ 1000, uno (26,3%) fue puesto en circulación bajo la administración de Mauricio Macri y los casi tres restantes (73,64%) no cumplieron aún dos años de vida.

También ha crecido sostenidamente, en este último tiempo, la participación del hornero sobre el total de billetes en circulación. Ayer, representan el 17% del total, cinco puntos porcentuales por encima de los niveles de fines de 2020 y más de 11 puntos más respecto del share de 5,96% que tenían en diciembre de 2019.

En el caso de los billetes de $ 500, que fueron puestos en circulación en julio de 2016 y llevan la imagen del yaguareté, el total de unidades asciende a 1188,8 millones. De ellas, 774,2 millones (65%) ya circulaban en diciembre de 2019, por lo que uno de cada tres de esos billetes fue emitido en los últimos dos años. Éstos también ganaron participación en 2021. Pasaron de representar casi un 15% del total de billetes a fines de 2019 y de 2020, a un 17,3% en la actualidad.

Camino inverso vienen recorriendo, en cambio, los billetes de $ 100. A medida que se devalúan, van cediendo parte de su hegemonía. Todavía se mantienen como los billetes con mayor circulación, representando un 38,5% de todos los billetes, pero su share cayó más de 8 puntos porcentuales respecto del 46,8% que representaban a fines de 2020.

Aun así, las 2649,8 millones de unidades del billete de $ 100 todavía superan en cantidad a todos los billetes de $ 500 y $ 1000 de forma conjunta. Pero el reinado de los billetes que pueden llevar tanto la imagen de Eva Perón, de Julio Argentino Roca o de la taruca sí es menos apabullante que el que exhibían a fines de 2017 y 2018, cuando explicaban casi alrededor del 60% del total de billetes en circulación.

De cada 10 billetes que circulan en el país, 4 son de $ 100, entre 1,5 y 2 son de $ 500 y otros tantos son de $ 100. Estos tres billetes, por lo tanto, explican casi 3 de cada 4 billetes en circulación.

No puede explicarse esta mayor contribución de los billetes de $ 1000 al total del circulante sin mencionar su pérdida de poder adquisitivo. Cuando fueron lanzados, a fines de 2017, cada hornero equivalía a unos u$s 54 dólares (el tipo de cambio se situaba en torno a los $ 18).

Ayer, para comprar esa cantidad de divisas al precio del solidario al ahorrista no le alcanzarán nueve de esos mismos billetes. Si la compra la ejecutara en el mercado informal, en tanto, adquirir esos u$s 54 le demandarán 10 billetes de $ 1000 y deberá sumar $ 100 más.

Cada hornero equivale a u$s 9,63 al tipo de cambio oficial minorista, a u$s 5,84 si se compran divisas a precio del solidario, o a u$s 5,34 a precio del paralelo.

Analizar la evolución de los billetes de mayor denominación en economías desarrolladas como la del bloque europeo refleja el largo camino que la Argentina aún debe transitar en materia de digitalización de pagos.

Según había estimado el director del BCRA Carlos Hourbeigt en una entrevista con la agencia oficial de noticias Télam en noviembre pasado, el 50% del volumen de pagos que se realizan en el país son en efectivo, pero representan al 90% del total de transacciones.

A principios de mayo de 2016, el Banco Central Europeo (BCE) tomó la decisión de dejar de producir billetes de 500 euros, los de mayor denominación en el bloque. ¿El motivo? Argumentaron que dada su portabilidad, era el billete preferido de actividades ilícitas. Y con la digitalización de los medios de pago en auge, los países integrantes de la Unión Europea fueron dejando de imprimirlos, buscando así desalentar los delitos.

Así fue como el Banco de España, por caso, informó a fines de agosto que la cantidad de billetes de 500 euros en circulación había caído a su nivel más bajo desde 2002.