Dólar: las claves que explican por qué la divisa puede seguir subiendo

En las últimas cuatro elecciones el ritmo de devaluación fue mayor después de las elecciones que en las semanas previas.

A pesar de que el dólar oficial se mantiene en un nivel alto en términos históricos y que la cotización libre se acerca recién ahora a alcanzar su máximo nominal histórico de $195 anotado en octubre del año pasado las presiones cambiarias no cejan. Empresas y familias se cubren ante posibles subas del tipo de cambio pasadas las elecciones y, según análisis privados, eso ya no tiene que ver con el precio del dólar en sí sino con factores que justifican los temores cambiarios.

La administradora de fondos comunes de Inversión, Quinquela, analizó en un informe este fenómeno que muestra que si bien el dólar está caro en términos históricos, puede de todas formas resultar barato ante los desequilibrios que acumula la macro argentina.

“El mercado financiero se ha ido preparando para un salto discreto del tipo de cambio. Se ha ido tomando cobertura y han ganado valor los activos dolarizados. Vimos hace un par de semanas que en las últimas 4 elecciones el ritmo de devaluación post elecciones fue siempre mayor al preelectoral”, plantea el análisis que compara los últimos saltos del dólar con la situación actual.

En comparación con las subas del dólar de enero de 2014, diciembre de 2015, abril de 2018 y agosto de 2019, la situación actual muestra un nivel de tipo de cambio real del dólar oficiales está claramente dentro de los máximos de los casos analizados. Además, tanto el salario real como el salario en dólares están en los mínimos en comparación con los cuatro episodios previos. Es decir que no hay margen para que toleren nuevas caídas.

Los precios agrícolas, a pesar del retroceso de las últimas semanas, siguen estando por arriba de los promedios históricos. Ese nivel de precios, junto a los controles cambiarios que limitan la demanda de divisas para atesoramiento, generaron en los últimos meses un excedente de dólares que le permitió al BCRA acumular reservas durante los primeros meses del año y enfrentar la demanda de esta etapa del año.

Pero a pesar de todas esas ventajas, sostuvieron los analistas del fondo en el que se desempeña como vicepresidente la ex Aerolíneas Argentinas Isela Constantini, las expectativas de devaluación se mantienen altas en base a cuatro factores.

– Alto nivel de Brecha entre dólar oficial y financiero: en promedio en los últimos 6 meses ha estado arriba del 70% y en las últimas semanas ya ha superado el 80%. Desincentiva la generación de superávit comercial y la concreción de grandes inversiones.

– Bajo Nivel de Reservas Netas: a pesar del ingreso de los DEGs, las reservas netas siguen en niveles relativos bajos. Eso limita la capacidad de intervención y obliga a equilibrios de tipo de cambio real más altos para recomponer esa posición.

– Déficit Fiscal financiado mayoritariamente vía emisión: la inyección de pesos en un escenario de bajas reservas netas aumenta la presión sobre la brecha entre el dólar oficial y el paralelo. El exceso de pesos luce como la causa principal de las presiones cambiarias actuales.

– Pasivos Remunerados del BCRA crecientes: para evitar que el exceso de pesos impacte sobre precios y sobre brecha, el BCRA lleva a cabo una intensiva política de esterilización. El problema es que para eso necesita acrecentar sus pasivos remunerados y el devengamiento de la tasa de interés de esos instrumentos se ha convertido en un nuevo factor de emisión monetaria.

“Estos factores analizados llevan a pensar que la economía no enfrenta un problema de tipo de cambio real (TCRM alto, salario real y salario en dólares bajos), sino que tiene un claro problema de exceso de pesos y por lo tanto de nominalidad. El problema detrás de estos escenarios es que a un eventual ajuste del tipo de cambio le seguiría rápidamente un aumento de precios internos y una necesaria recomposición salarial”, analizó el informe.

“Esto explica la decisión oficial de tratar de evitar un salto del tipo de cambio, pero para ello necesita recobrar credibilidad y esencialmente solucionar el problema de la nominalidad, bajando los niveles de emisión”, concluyó.