El Banco Central ya debe emitir $65 por cada $100 que absorbe

La cifra muestra los límites que comienza a desafiar la política de absorción monetaria

La sostenida emisión monetaria realizada en los últimos 20 meses para asistir al Gobierno ($2,7 billones al cierre del último mes) alcanzó una dimensión tal que comenzó a desafiar los límites que tiene la política de esterilización que lleva adelante el Banco Central (BCRA) para retirar del mercado buena parte de lo puesto en circulación, en un contexto en el que la demanda de pesos no solo ya no reacciona, sino que muestras renovados signos de debilitarse.

Ocurre que, como para poder quitar de circulación los pesos lanzados al mercado (lo que muestra que no encuentran demanda genuina) emite títulos (Leliqs a una tasa del 38% nominal anual) o toma préstamos de los bancos (pases pasivos a 1 o 7 días tasas que van del 32 al 36,5% nominal anual) y debió incrementar en casi 4 veces su deuda (de $1,09 billones a $4,1 billones en ese lapso).

A su vez, como ese pasivo creció mucho, aunque la tasa que paga se mantiene, su costo de mantenimiento también aumentó y se vio obligado a pagar en concepto de intereses por ese pasivo algo más de $814.000 millones por un total $1,25 billones esterilizados en lo que va del año.

Esa cifra significa ni más ni menos que “$65 de cada $100 esterilizados volvieron al mercado en pagos del stock acumulado de estos instrumentos”, hizo notar la consultora LCG al actualizar estos días su tradicional informe monetario.

Esto significa que “sin una recuperación de la demanda de dinero -que no luce probable en este contexto por la desconfianza imperante- la política de esterilización es cada vez menos efectiva, porque la carga de intereses, aun con una tasa real negativa, implica la inyección de una cantidad de pesos que la demanda no está absorbiendo y obliga a más esterilización por parte del BCRA. De ahí el crecimiento del stock de pasivos remunerados que ya alcanza niveles semejantes a los de abril 2018, pico de la ‘bola de Lebacs’”, traduce Melisa Sala, economista jefe de dicha consultora.

El dato explica el desfiladero que enfrenta la política económica del Gobierno si no logra generar certidumbres, considerando que el ministro de Economía, Martín Guzmán, tiene previsto seguir recibiendo asistencia del BCRA en lo que resta del año e incluso plantea seguir solicitándola en los primeros borradores que trascendieron del presupuesto para el año entrante para cubrir elevados niveles de déficit fiscal, aunque paradójicamente no dudó atrás en calificar al tamaño y costo que alcanzó esta deuda como “disfuncional” para el desempeño de la economía.

La calificación, que tiende a confirmar que los funcionarios se convirtieron en los últimos años en meros relatores de los problemas en vez de plantear la manera de solucionarlos, es adecuada.

La deuda del BCRA alcanzó niveles que agregan incertidumbre a la economía: supone alrededor del 12,2% del PBI y “asumiendo que la asistencia al Tesoro se reduce a 1,5% del PBI y que la tasa real se vuelve positiva en 2% (en el marco de un acuerdo con el FMI) crecería al 16% hacia diciembre de 2022″, apunta Sala.

El economista Santiago Bulat, de Invecq Consulting, apunta que la acechanza que deviene de la dimensión que viene tomando esa deuda creció dado el traspié que sufrió en los últimos meses la política de financiamiento por colocaciones en el mercado local pese a los cambios regulatorios que tendieron a aumentar la exposición de bancos a la deuda pública o la demanda de los Fondos Comunes de Inversión (FCI) y aún cuando “las tasas de interés que paga el BCRA por su pasivo son negativas en términos reales”. “Si el BCRA estuviera pagando tasas reales positivas el problema sería aún mayor y desequilibrante”, acota.

De allí que cree que la mirada del mercado estará particularmente depositado en el nivel de financiamiento que consiga el Gobierno en los próximos meses, ya que, cuando más capte, menos necesitaría recurrir a la emisión monetaria espuria. “En caso de que el rollover continúe en estos mismos niveles esa tensión se mantendrá o tenderá a aumentar, dado que el Tesoro podría recaudar de aquí hasta fin de año cerca de $220.000 millones, lo que llevaría el total a $602.000 millones y significaría una cobertura del 31% sobre el total de déficit esperado para este año, considerando un déficit total de 4,6% del PBI”, explica.

“En especial porque eso significaría exprimir el financiamiento monetario hasta los $1,35 billones. Hasta el momento, las transferencias del BCRA al Tesoro fueron de la mitad, por lo que es esperable un aumento de similar magnitud ($700.000 millones) hacia fin de año si el financiamiento en el mercado de deuda local no cambia su tendencia actual”, acota para describir los temores que explican que está volviendo a crecer la desconfianza hacia el peso y se reflejan -por caso- en la carrera alcista que vuelve a ensayar el dólar en el mercado paralelo lo lleva a explorar nuevos máximos del año.

Es una desconfianza que tenderá a crecer en medio del proceso electoral. Más cuando el BCRA vuelve a resignar reservas a un ritmo acelerado como muestran los US$760 millones vendidos en las últimas 10 ruedas, contando los US$90 millones que habría vuelto a perder por sus intervenciones en el mercado.