El fenómeno del “novo cangaço” y sus impactantes asaltos comando volvió a sacudir a Brasil

El golpe en Araçatuba extiende la saga de bandidos rurales que atacan pueblos o pequeñas ciudades.

Pero son cada vez más despiadados y tienen armamento, estrategia y tecnología más sofisticadas

Decenas de hombres armados con fusiles R-15 y A-47, ametralladoras y pistolas de alto calibre. También coches blindados, chalecos antibalas y cascos. Trampas explosivas esparcidas por varios metros a la redonda. Secuestro de personas para ser utilizadas como escudos humanos. Tiroteo, explosiones, gritos, llantos. Una sofisticación alcanzada por el crimen organizado en Brasil denominada el “nuevo cangaço”. Un método de ataque e intimidación como el que utilizaban los bandoleros populares del nordeste del país a fines del XIX y principios del XX.

Sucedió el lunes a la madrugada en la pequeña ciudad de Araçatuba, en el interior del estado de São Paulo. Una banda de al menos 20 delincuentes llegó a la medianoche para robar un banco y cajeros automáticos. Dos horas más tarde ya habían desaparecido con una gran cantidad de dinero, aunque la policía se negó a dar la cifra. Tenían un dato preciso y el conocimiento que sólo un “vendedor” puede tener. Planos interiores, lugar exacto para abrir la bóveda, dónde colocar los explosivos para volar los cajeros, conocimiento del movimiento de la policía local.

El resto, mucha audacia y horas frente al televisor viendo “La Casa de Papel” y “Lupin”. Varios drones sobrevolaron la ciudad antes de lanzar el ataque para conocer todos los movimientos del momento. Un rato más tarde se incendiaron varios vehículos en las principales calles y rutas de acceso. Y se colocaron 40 bombas activadas por detectores de calor y movimiento. Varios videos muestran cómo los pistoleros acarreaban a los rehenes por las calles antes de atarlos a los techos y capós de sus coches mientras escapaban, esparciendo bombas de proximidad infrarrojas a lo largo de su ruta para impedir que la policía los siguiera.

Quedaron tres muertos. Un hombre que quiso filmar con su celular lo que estaba ocurriendo, otro residente que se cruzó con su moto en la ruta de los delincuentes y un miembro de la banda que mató la policía cuando intentaba esconderse en el pueblo cercano de Taveira. También cuatro heridos, incluido un ciclista que pasó por encima de una de las bombas y le tuvieron que amputar las piernas