El drama educativo en América Latina augura más crisis y desigualdad para el futuro

Los expertos coinciden en señalar la urgencia de reabrir las escuelas para la enseñanza presencial, siempre que se cumplan las medidas sanitarias

América Latina es la región que, en términos generales, ha impuesto el cierre de escuelas más largo del mundo, según la Unicef, con una lenta y en algunos casos nula reapertura de clases presenciales, lo que tiene un efecto casi incalculable a largo plazo para los menores que se ven afectados en su educación, encierro y falta de sociabilización.

“Las decisiones escolares en caso de pandemia deben equilibrar los riesgos de la reapertura y los de mantener las escuelas cerradas”, pidió este lunes Jaime Saavedra, Director Global de Educación del Banco Mundial. Sin embargo, la mayoría de países del continente abrieron antes los centros comerciales, los restaurantes en interiores y negocios de todo tipo antes que las aulas, pese a que está demostrado que los niños se infectan y contagian a una tasa menor que los adultos.

“Los datos de los países en los que se han reabierto las escuelas demuestran que, con una mitigación adecuada, las escuelas suponen un bajo riesgo de transmisión de la enfermedad para alumnos y profesores”, añadió Saavedra. Unos días atrás, había reiterado su advertencia, con las pautas necesarias de prevención: “Las pérdidas entre los niños son inmensas. Es necesario hacer cumplir los protocolos, organizar el transporte a la escuela, reducir la interacción con los adultos, vacunar a los profesores lo más rápido posible. Pero es una emergencia volver a la escuela”.

Mientras tanto, en varios países los niños no están aprendiendo a leer y llevan más de 15 meses sin pisar un salón de clases. Algunos gobiernos decidieron darles por aprobado el año escolar, como si les estén haciendo un favor. A su vez, millones de padres (y, sobre todo, madres) no pueden trabajar fuera de sus hogares porque deben cuidar a los menores.

En cambio, en los países más prósperos, el grueso de los alumnos ya volvieron a clases, lo que augura una mayor desigualdad a futuro con respecto a los países menos desarrollados. En junio, la ONG Save the Children reportó que los niños de países pobres perdieron dos tercios más de días escolares a causa de la pandemia que los estudiantes de zonas ricas del mundo. Incluso el impacto se reflejó en las diferencias de género, ya que las niñas de países en vías de desarrollo tuvieron 22% menos horas de escolarización que los niños. Se trata de brechas que se siguen abriendo a cada día que no se retoman las clases presenciales.

En ese sentido, un estudio realizado en mayo en San Pablo, la ciudad más grande de Brasil, indicó que los estudiantes de secundaria con educación remota aprendieron un 27,5% de lo que hubiesen hecho en condiciones de presencialidad, según las evaluaciones realizadas antes y durante la pandemia. A su vez, el riesgo de deserción escolar aumenta un 365% con la enseñanza a distancia.