Jaque para las empresas argentinas

Ideas y vueltas de las compañías y los empresarios locales en medio de la crisis y el impacto de la pandemia.

Por Jonatan Loidi – La expresión jaque mate pertenece al ámbito del ajedrez. Así se denomina a la jugada que da fin al juego y que supone la obtención de la victoria para aquel que logró ejecutarla.

Cuando un jugador pone bajo amenaza directa al rey del rival, lo deja en jaque. En esta situación, el oponente debe realizar un movimiento que permita dejar al rey a resguardo. Si no existe ninguna jugada posible que salve al rey, se trata de un jaque mate y la partida llega a su final.

El origen de la frase jaque mate proviene de la lengua persa y alude a que el rey se encuentra atrapado o no tiene escapatoria. Extrapolando esta frase y sustituyendo al rey por la economía, podríamos decir que Argentina está en Jaque y, de no reaccionar rápido y de manera contundente, es posible que sea jaque mate.

Hoy el país no cuenta con ningún indicador de la macro y micro economía que resista. Los pocos segmentos que logran sobrevivir son por alguna situación momentánea. Por ejemplo, el costo de los commodities o oportunidades surgidas de la pandemia o de la brecha cambiaria.

Solo por nombrar algunos de los problemas a modo de repaso. Inflación cercana al 50% proyectada para 2021. Desocupación en aumento llegando a casi el 13% de la población. Pobreza en sus máximos históricos. Déficit fiscal cercano al 6% luego de un gran ajuste en 2021. Ningún acceso a financiación externa para el estado o privados. Riesgo país cercano a los 1.500 puntos que imposibilita el crédito internacional o la llegada de capitales. Deuda en niveles cercanos al 100% del PBI y con vencimientos en el corto plazo impagables. Reservas Liquidas del Banco central cercanas a los 8 mil millones de dólares. Consumo interno en niveles muy bajos. Inversión en niveles solo comparables con la crisis del 2001. Índice de confianza del consumir por el piso. Salarios en dólares en sus niveles más bajos en años. En 40 años el PBI per cápita fue el que menos creció en la región. Solo un 7,5% por ciento, contra un 161% de Chile y solo superado por Venezuela.

Hoy Argentina es el séptimo país con mayor riesgo de inversión de la región, solo superado por Nicaragua, Venezuela y Haití. El valor bursátil de las empresas en Argentina es el más bajo en años, no llegando al 20% del total del PBI. PBI de la Argentina en mismo nivel que el año 2010. Récord de subsidios y planes de asistencia social llegando al increíble número de casi 22 millones de cheques entre todos los planes sociales existentes. Emisión monetaria descontrolada. Cuatro tipos de cambio paralelos y brecha del 75 por ciento. El país ostenta el récord de 17 billetes diferentes en circulación, solo superado por Zimbadwe y Tanzania. El sistema bancario alcanza el 13% del PBI en créditos y el 22% del PBI en depósitos. En Chile, esas proporciones son, respectivamente, 83% y 55%; en Brasil, 59% y 66%; y en Perú, 39% en ambas.

Podríamos seguir agregando variables sin encontrar ninguna que sea aceptable o positiva.

Como consecuencia de todo esto tener una empresa en argentina se volvió casi un imposible y los números una vez más nos dan la razón. Hoy hay menos empresas empleadoras que en 2007. Según los últimos datos de la AFIP, existen alrededor de 517.000 empresas empleadoras contra 566.000 del 2007. Menor cantidad de empresas exportadas que hace 20 años. Los cantidad de impuestos que pagan las empresas casi se duplicaron en 20 años. Informalidad cercana al 45 por ciento.

Sin olvidar que en Argentina ser empresario está mal visto y los gobiernos siempre ponen al empresario, sin discriminar tamaño o rubro, como el causante de todos los males de la economía.

Día a día

Resumiré, basado en mi experiencia, el día a día de un empresario para que puedan visualizar la difícil tarea de querer crear empleo, el cual desde 2011 no crece.

Un empresario argentino debe invertir en dólares y cobrar en pesos, inclusive con una brecha cercana al 80 por ciento. Sin contar con crédito a tasas razonables o un mercado de capitales para financiar su crecimiento, viéndose obligado a reinvertir sus ahorros o liquidar activos para ponerlos a un altísimo riesgo en su negocio.

Si quiere exportar sus productos deberá pagar la publicidad y gastos a un dólar de $160, pero cuando cobre lo que venda –si vende– estará obligado a liquidarlo en 72 horas y a un dólar de 98 pesos.

La burocracia impuesta por su mayor socio, el Estado, lo obliga a tener una estructura dedicada 100% a cumplir con las exigencias sin sentido y que nada aportan al desarrollo del negocio.

Si producto de su trabajo necesita contratar empleados corre el riesgo de que un gremio aparezca y lo intime a pagar costos excesivos, como fue el caso de Walmart semanas atrás. A su vez, tendrá que pagarle el sueldo a uno o más delegados que no trabajan y posiblemente tampoco defiendan los reales intereses de los trabajadores y sí de su patrón sindicalista.

Paga unos 160 impuestos, pero ninguno de esos vuelve en infraestructura o créditos para la inversión. Todo lo contrario, deberá pagar costos adicionales por la falta de desarrollo del país.

Si lo que produce contiene parte de las materias primas que provienen del exterior, posiblemente no pueda comprarlas. Si lo hace, deberá pagar costos excesivos que terminan disminuyendo su rentabilidad.

La inflación come mes a mes su rentabilidad, ya que es casi imposible trasladar el incremento de los costos al precio final, lo cual se agrava si se trata de prestación de servicios.

A todo esto se suma la gran incertidumbre en la que vivimos con gobiernos que no logran proyectar a más de 6 meses y que solo se preocupan por perpetuarse en el poder.

Si se le ocurre tener un local a la calle tendrá que soportar la visita de inspectores de diferentes dependencias estatales de nación, provincia y municipio que exigirá miles de cosas con el único fin de poner palos en la rueda. Algún mal pensado podría decir que con objetivo de obtener un soborno.

Contratar un empleado en blanco no solo es caro y difícil. Muchos prefieren seguir en la informalidad para no dejar de cobrar algún subsidio, lo cual acarrea riesgos que luego explota la industria del juicio.

Los únicos que hacen buenos negocios son los políticos y empresarios corruptos y amigos del poder, que con su accionar manchan la imagen de cientos de miles de argentinos que solo saben trabajar y trabajar.

Un dato no menor: el 85% de las empresas argentinas tienen menos de 10 empleados. Solo 2 de cada 100 son grandes corporaciones. Así que, cuando hablen de empresarios sepan que están generalizando y metiendo todo en una misma bolsa. Sepan también que sin empresas no hay trabajo ni impuestos para financiarlos.

Haciendo honor al título de la nota, las empresas y la economía está en jaque y depende de todos nosotros, pero sobre todo de la política que no sea jaque mate. El resultado final de esta partida está en sus manos.