El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha descartado este miércoles imponer un confinamiento en el país, después de que las autoridades sanitarias confirmaran el martes una cifra récord de fallecidos por la COVID-19 en una jornada, casi 4.200.
“No habrá cierre”, declaró Bolsonaro durante una visita a la ciudad de Chapecó, en el estado de Santa Catarina.
Así, ha vuelto a defender lo que ha llamado el “tratamiento precoz” de la enfermedad, con el uso de medicamentos sin eficacia probada contra la enfermedad y que, según la Asociación Médica de Brasil, deberían prohibirse para tratar el COVID-19.
Bolsonaro acudió a la localidad para cerrar una unidad de cuidados semi-intensivos para pacientes con COVID-19. Según la información recogida por el portal G1, el último paciente de las instalaciones fue trasladado el sábado y se ha procedido al cierre de la estructura, con espacio para 75 personas.
El presidente brasilero elogió la gestión de la pandemia de la ciudad de Chapecó. “Un ejemplo a seguir”, señaló, subrayando que sirve “para mostrar a todo Brasil que el virus es grave, pero sus efectos se pueden combatir”.
Bolsonaro, que ha disminuido la gravedad de la pandemia en repetidas ocasiones, se ha negado reiteradamente a imponer restricciones en Brasil para contener la COVID-19. Brasil es el segundo país más golpeado por la enfermedad del mundo, con más de 13,1 millones de contagiados y cerca de 337.000 víctimas mortales a causa de la enfermedad.