Corredores biológicos

Ecología en Bolivia: entre los incendios, la expansión agrícola y los esfuerzos de conservación

«Son 20 millones de hectáreas entre el Pantanal y el Chaco>>. Un paisaje de conservación que incluye áreas naturales protegidas, corredores de conservación que vinculan a esta áreas y espacios habitados por pueblos indígenas, comunidades campesinas y municipios», explica Iván Arnold, de la Fundación Nativa, sobre la propuesta para establecer el Gran Paisaje Binacional Kaa Iya – Defensores del Chaco.

Este territorio entre Bolivia y Paraguay es clave, pues alberga varias áreas protegidas que conservan ecosistemas prioritarios pero que están expuestos a los incendios forestales y la presencia de la ganadería.

No se trata del único corredor propuesto en Bolivia. También está el corredor de conservación Vilcabamba – Amboró entre Perú y Bolivia, que incluye al paisaje Madidi – Tambopata, además del Corredor Ecológico Tariquía – Baritú que se extiende  desde Bolivia hasta Argentina.

«La finalidad de un corredor biológico es mantener la continuidad funcional de los ecosistemas y una forma de mantener el aprovisionamiento de los servicios ambientales. Ninguna área natural protegida se puede considerar una isla», señala Daniel Villaroel, subgerente de Proyectos de la Fundación Amigos por la Naturaleza (FAN) de Bolivia.

En Bolivia no existe una figura legal que establezca los corredores de conservación. Como indica María Teresa Vargas, de la Fundación Natura, su definición está respaldada por biólogos y personas e instituciones que trabajan en la conservación. Por tanto, su sostenibilidad depende del trabajo conjunto de autoridades locales, las organizaciones civiles, las comunidades nativas y campesinas.

 

Amenazas en los corredores biológicos

Los incendios de los años 2019 y 2020 en Bolivia demostraron lo frágiles que resultan las áreas protegidas frente a estos eventos. De acuerdo con una evaluación de FAN, en esos dos años, los incendios forestales ocurridos en Bolivia afectaron a 55 áreas protegidas municipales, regionales y nacionales.

Dentro de las áreas protegidas nacionales, el Parque Nacional Kaa Iya del Gran Chaco fue una de las más afectadas por los incendios en el 2019. En ese momento, la recién nacida Área de Conservación e Importancia Ecológica Ñembi Guasu, la primera que se creó por un gobierno indígena autónomo, también padeció las consecuencias de esta emergencia.

En el 2020, el Área natural de manejo integrado San Matías, el Parque Nacional Noel Kempff Mercado, el Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Madidi y el Parque Nacional y área natural de manejo integrado Otuquis estuvieron entre los más devastados por los incendios forestales. Todos ellos, además, están considerados dentro de corredores biológicos de conservación.