Catamarca y La Rioja producen más de 100.000 tn. de aceitunas al año

Se aproxima la segunda cosecha en plena pandemia y los olivicultores se preparan para la misma.

De acuerdo a los datos provisorios del Censo Nacional Agropecuario 2018, realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos, INDEC, la superficie estimada de olivo asciende a 77,9 mil hectáreas.

La mayor superficie de olivos argentina es La Rioja a nivel total y en las hectáreas que tienen por destino las variedades conserveras. En la superficie que tiene por destino las variedades aceiteras, las diferencias entre provincias son más acotadas. La diferencia entre la mayor y menor superficie con este destino ronda las 3500 hectáreas.

Desde el sector y las entidades privadas destacan que «este nuevo escenario encuentra a La Rioja liderando en superficie de olivares con unas 24 mil hectáreas fundamentalmente conserveras, seguida por San Juan con unas 17 mil hectáreas y luego Catamarca y Mendoza comparten el tercer lugar con cerca de 10 mil hectáreas cada una. Córdoba y Mendoza vienen achicando sus superficies mientras el sur bonaerense y algunos oasis patagónicos sumarían unas 2.000 hectáreas.

El 68% corresponde a variedades con destino industrial de aceite de oliva. Las variedades de mesa representan el 32%, mientras que las implantaciones de variedades doble propósito representan el 20%.

Si hay un hito que marcará esta campaña, tanto del hemisferio norte como las del sur, fue el contexto en que se realizaron. Una inédita situación de pandemia mundial que ha trastocado la vida del mundo. En el caso del olivo y de las actividades productivas conexas, no quedaron exentas de esta realidad; aun así, se desarrollaron, en mayor o menor medida, en un contexto de restricciones de movimientos de personas, bienes y servicios que impactaron en la ejecución de las operaciones agrícolas e industriales necesarias para la cosecha y su posterior proceso industrial.

Al anunciar el gobierno nacional la ASPO el 11 de marzo, Decreto 297/2020, ya habían transcurridos casi mes y medio de la cosecha de las variedades de mesa. Esto, en principio, implicó que muchas de las personas abocadas al trabajo de la cosecha ya se encontraban en los territorios provinciales. Sí hubo problemas una vez concluida la cosecha con el retorno a las provincias de origen, caso de las del noroeste argentino, dada la restricción de movimientos de personas entre provincias a causa del Covid. Esto implicó en algunos casos la espera de estas personas en el predio de la finca con los costos de manutención asumidos por el productor. También fue dificultoso el retorno, dado que estas no autorizaban el regreso.

Otro tema que generó controversias fue la entrada de contratistas a los territorios provinciales, caso de empresas de servicios agropecuarios como asesores, perforadores, instaladores de maquinarias, entre otros, que tuvieron restringido el acceso de manera dispar por las provincias de San Juan, La Rioja y Catamarca. Pero, aun así, la cosecha pudo llegar al final.